lunes, 15 de octubre de 2007

Otro retrato

Esta mañana, sin querer, con toda facilidad, otra vez la inspiración (¿y si llegara a ser poeta?):

Se tambalean
todas mis convicciones:
dolor de muelas.
No son muy clásicos los versos de cinco sílabas, ni muy difíciles, pero es un autorretrato, creo que realista, del viernes por la tarde y parte del sábado (no fue a más gracias al espidifén, pero el horizonte lo ocupa el dentista o el miedo al dentista). Tengo miedo de dar una imagen demasiado positiva de mí mismo en este blog, así que ahí tenéis al exégeta, al rey del buen rollito y del buen gusto, al estoico que sonreía por todo, al budista cristiano: tambaleándose por una muela.
Y me acuerdo de los que tengo en mis peticiones ahora: la hermana de don Javier, Juan Carlos, la mujer de José Paulo; la pena que me doy por mi dolor de muelas acaba siendo asco de mi ego.

6 comentarios:

  1. El dolor, aunque inútil, nos humaniza.

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  2. dos cucharitas de miel,
    de canela un pellizquito,
    embadurnas bien la encía
    y de vuelta al buen rollito.

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  3. La verdad es que cuando el horizonte próximo es un dentista, no es extraño que se tambaleen todas las convicciones.
    No en mi caso.

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  4. Si supieras lo bien que te comprendo... Además, no creo que esté mal dolerse ante el sufrimiento (físico, en este caso). Lo contrario nos convertiría en budistas, ¿verdad?. Nada más contrario al misterio cristiano de la Encarnación que esa supuesta impasibilidad ante el dolor propio y ajeno (el nirvana creo que se llama), que nos asemejaría más a las gemas o a las amebas. Siento ponerme tan trascendente, pero lo digo por si te consuela... Yo ahora te veo, si cabe, más cercano. Cuídate, y espero que se te haya pasado ya.

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  5. Te falta un buen dibujo con el Paint, y ya quedaría un haiku de pegada...

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  6. No hay mal que por bien no venga. Dolor de muela por haiku, bien.

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