En el camino a Vitoria, unas horas en Burgos.
Comida y sobremesa en la plaza de Aragón.
Vamos a buscar a mis sobrinos. A las mayores las dejarán a su vez en clase de pintura; nosotros con Diego nos acercamos a la Cartuja de Miraflores. Los castaños de indias tienen unas flores que forman una especie de piña. Han restaurado el retablo. Ahora el cuadro de la Anunciación está a la entrada de la iglesia: ¡el verde que consigue Berruguete!
Fuera, nos sentamos y nos comemos unas juanolas. Diego se ha negado a entrar en la Cartuja. Es el primer día que va con pantalones cortos. Yo me acuerdo de ese día en Castrojeriz: nadie quería ser el primero, pero cuando aparecía uno todos llegábamos al día siguiente con pantalones cortos: ¡primer aviso del verano!
Y de ahí, a Vitoria, a pasar por el aro.
Un pantalón corto hace verano.
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