Literatura, la vida y algo del mundo clásico //
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martes, 9 de enero de 2007
Deprimente
La sala de espera del lugar del ambulatorio donde sacan la sangre, las butacas de polipiel, esas bolsas de plástico arrugadas que lleva la gente para cubrir las muestras de orina.
Una niña de un año que llora a grito pelado dentro.
Es cierto que los ambulatorios, como los hospitales, son lugares tristes adonde llega la marea de la humanidad doliente. Pero también es verdad que allí trabajan ángeles con batas blancas, seres que no te conocen ni saben nada de ti, pero que tocan tu mano y te sonríen y en ese momento sabes que no hay acto de amor más supremo que atender desinteresadamente a un enfermo, a un semejante.
(Espero que no estés malito. Un abrazo de año nuevo.)
en los ambulatorios no suelen hacer conciertos de jazz!!!!!!
ResponderEliminarEs cierto que los ambulatorios, como los hospitales, son lugares tristes adonde llega la marea de la humanidad doliente. Pero también es verdad que allí trabajan ángeles con batas blancas, seres que no te conocen ni saben nada de ti, pero que tocan tu mano y te sonríen y en ese momento sabes que no hay acto de amor más supremo que atender desinteresadamente a un enfermo, a un semejante.
ResponderEliminar(Espero que no estés malito. Un abrazo de año nuevo.)
La vida empieza en lágrimas y caca,
ResponderEliminarluego viene la mu, con mama y coco,
síguense las viruelas, baba y moco,
y luego llega el trompo y la matraca...
"Pronuncia con sus nombres los trastos y miserias de la vida" (soneto burlesco de Quevedo).
Oye, Arp, escribe algo, que entre el hospital y tu silencio me estoy asustando (o deprimiendo)
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