El Museo Diocesano de Graz es pequeño pero merece la pena.
Me gustó especialmente un crucifijo (de Pürgg).
También había una tabla en la que se representa la muerte de la Virgen: ella, ¡de pie!, rodeada de los apóstoles. Al fondo se la ve pequeñita entre los brazos de Dios Padre, en pequeñito. Me pasaría la vida viendo tablas de los siglos XIV al XVI.
Luego cosas un poco extrañas: la inevitable santa Ana con la Virgen y el niño. La cosa se desmandó de tal manera (Santa Ana grandota, la Virgen media y el niño pequeñito), que acabaron por dejar de hacerlo: una imagen piadosa que se descompensó.
Mucho peor rollito me dio la imagen de santa Kümmernis [=santa Preocupación], de la que no tenía noticia (por suerte). Es una santa que -según la tradición, muy dudosa- no quería casarse, aunque su padre la tenía prometida a un pagano. Rezó a Dios, que le concedió su petición haciendo que le crecieran barbas. Su padre -muy enfadado, lógicamente- la crucificó. La imagen que estaba allí era la de una mujer con faldas y corpiño, con barbas y crucificada. En otros sitios es conocida como santa Wilgefortis (información aquí). En España parece que es santa Librada o Liberata. Parece que todo viene de no haber entendido unas imágenes de Cristo de la Catedral de Lucca. Hay errores y errores, pero este es garrafal.
Yo me acordé de la escena de la Condesa Trifaldi del Quijote: comparas un poquito, haces unos ejercicios intertextuales y con eso podrías hacer -no he hecho idea- un artículo para una revista postmoderna, con citas de Bourdieu, Foucault y Derrida. Hay relatos legendarios medievales, como el de san Jorge o el de san Cristóbal que no importa que no sean verdad ¡pero eso!
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