viernes, 18 de agosto de 2006

Guía turística apresurada

Mucho que contar y poco tiempo: la vida está dominando a la literatura (y a internet) estos días (y me alegro).
El día de la Asunción pasado estuve de corremisas: Misa en la Catedral (aquí, en pdf, el plan anual), con música de Gregor Aichinger (Missa de beata Virgine, aquí la podéis oír). Por si no tenía poco, me fui a la iglesia de los Franciscanos (también es una gran iglesia) a oír el Kyrie y el Gloria de la Misa de Haydn, que ya había escuchado el otro día en la Catedral.
Concelebraba un sacerdote bielorruso, que rezó la parte del canon de petición por el papa, pero en ruso (o en bielorruso, no sé): sólo entendí algo como ´Benedict´ y no sé si dijo tovarich, pero quizá fuera mi imaginación. Celebraba sus bodas de oro un matrimonio y unos hijos suyos las de plata: leyeron las lecturas los de las bodas de plata, y qué bien leían. En el segundo banco una japonesa, con las manos unidas a la altura del pecho, rezaba con gran devoción. Detrás de mí un negro, con una camisa larga estampada, cantaba con gran alegría los cantos generales. Yo también, debajo del púlpito, cantaba con gran alegría, con la falta de sentido del ridículo del guiri. Había muchas señoras vestidas con el vestido tradicional campesino, precioso. A mí me dan ganas de comprarme la chaqueta típica, pero qué hago yo con eso por Santiago.
Una escapada breve a Pöllauberg, un santuario de la Virgen. Al lado, el cementerio, muy bonito también, lleno de flores. En un lateral, una pared recuerda a las cinco mujeres de la zona que murieron, camino de Lourdes, cerca del santuario de La Salette, lo que me recordó, claro está, a Léon Bloy, que seguro que hubiera tenido algo que decir sobre ello. Una cervecita en la taberna Rey (Berggasthof König, así parece más impresionante). El chaval que atiende es muy simpático y dice que quiere ir a España, a Barcelona (sic).
Segunda visita a Viena: paso por el palacio de verano de los emperadores, Schönbrunn (=Fuentehermosa). Jardín de caerse de espaldas. Paseos con árboles, supongo que para ir en coche de caballos por ellos. En un lado, la casa de las palmeras, como el Crystal Palace:


Luego en metro a la Karlsplatz, con el edificio de la Sezession y la estación de metro de Otto Wagner:


La iglesia de san Carlos es tremenda. Barroco a lo bestia.
En el castillo imperial (Hofburg) nos colamos en la capilla privada del emperador, donde tienen su sede los niños cantores de Viena. Fuera, en el lado de atrás, una inscripción en latín que me gustó:
His aedibus adhaeret concors populorum amor
En estos edificios se une concorde el amor de los pueblos

Podría servir de divisa del imperio austrohúngaro, tan lamentablemente desaparecido.
Y qué bonito era todo. Al final, una visita apresurada al Museo de Historia del Arte de Viena, de la que me arrepentiré eternamente (por lo apresurada): me di cuenta de que eso es l0 que tenía que haber visto desde el principio, no a matacaballo como lo hice, para cumplir el expediente. A toda velocidad me paseé, a lo guiri, por las antigüedades griegas. Me tiraba de los pelos por tener que ver así, como un japonés, cosas como esta cerámica griega con la muerte de Egisto:


Lo mismo me pasó con los pintores italianos -Tiziano, Caravaggio-, los germánicos -tremenda colección de Brueghel el Viejo, cuadros de Durero, de Lucas Cranach el Viejo-, los flamencos -anoté Rubens, que tengo que descubrir de verdad. Sólo me paré en Vermeer (La pintura) y en Velázquez: son Velázquez menores, pero valen el viaje (o pagan a pena, diríamos en lengua gallega). Yo me paré sobre todo en este cuadro: la infanta Margarita Teresa con un vestido rosa:

De tanto ver cosas bonitas me voy a quedar ciego.

5 comentarios:

  1. Estas crónicas austríacas son impagables. Gracias a estos apuntes, me parece que yo, desde casa, también estoy recorriendo Graz, Viena...
    Mucho más de agradecer porque son crónicas sobre la marcha, y la marcha ya sabemos que cansa.
    Gracias.

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  2. O ciego o se te van a abrir más los ojos.

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  3. Tu última frase es análoga al poema de Enrique, en prosa (daño causado por la belleza). Qué bien que hayas podido ver a Vermeer.

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  4. No te vas a quedar ciego: la belleza agranda las pupilas para que el asombro luzca mejor. Los mejores viajes son los que dejan ganas de volver.

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  5. Hola hola, te pongo un enlace, muy buenos tus comentarios y las fotos.

    Te cuento: yo sí uso (casi todos los días) chaquetas de esas que te gustan (Trachtenjacken).

    Te animo a comprártelas, son lo más prácticas que hay. Eso sí que busca un negocio tipo discounter, porque son muy caras.

    La última que compramos (en mi family) es de Loden Frey, pero (pese a la marca) nos costó sólo 15 euros. La compramos en el discounter de una tienda de esas muy caras.

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