En los años treinta, Don Ramón María del Valle Inclán solía pasear por la Herradura, en la Alameda de Santiago.
Estaba enfermo y viejo: murió en 1936. Está enterrado en el cementerio de Boisaca.
Los niños, que veían su escasa movilidad le llamaban chivo (por su barba).
Tenía un humor de mil demonios.
Y sí, por ahí estaba don Germán.
Y sí, sigue sin atraerme su literatura. Aunque ahora como persona lo veo con más cariño.
Sí, todavía le insultan, pero es que era un poco político: Don Ramón, tenía usted que haber pensado más en la posteridad.
Salutem plurimam!
ResponderEliminarGracias por las aclaraciones.
Yo soy más de don Ramón... Es insustancial pero no malo militar en el bando de los excéntricos. ¿poco comprometido? ¿inmaduro? Quizá. Pero "vivem en nós inúmeros", alguno de mis yos puede que sea el que deteste a don Ramón María y sea un apasionado de tu Benito Pérez Galdós y, hasta de, Baroja. Tan seco él.