Hoy, en Santiago, tenemos la fiesta de la maleta de ruedas (o ruedines, como llama mi sobrina a esas ruedas pequeñas que les ponen a los niños para que aprendan a andar en bici: por cierto que está bien esa expresión de 'andar en bici'.
El hecho es que llegan los universitarios de toda la geografía gallega, desde Vilalba a Portosín, desde Bueu a San Andrés de Teixido (A San Andrés de Teixido vai de morto o que non vai de vivo [refrán que todo gallego étnico se toma muy en serio]).
Pasan por las rúas de Santiago con sus maletas de ruedas y ése es el ruido que anuncia el nuevo curso, aunque también se oye todos los viernes y domingos, cuando todos se van corriendo a su aldea, porque no aguantan en Santiago (no sé por qué). A ver, los de la tuna, a ver si innováis de una vez y hacéis una nueva letra, que son todas del siglo XIX y en ninguna sale el ruido de ruedines. Aunque lo mejor que podría hacer la tuna (en mi humilde opinión, que no tiene por qué tenerse en cuenta) sería autodestruirse.
Otro nuevo curso en Compostela, y van siete.
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