Volví a ver esa película de Clint Eastwood y me volvió a conmocionar; creo que me gustó más que la primera vez.
Tiene algo de tragedia griega: una situación llevada al límite, donde un juicio sumario en favor o en contra es injusto. Me niego a verla como un caso que se podría debatir en un cine-forum: es un 'trozo de vida' (aunque llevado al límite); uno asiste, como en las mejores tragedias, al dolor que genera compasión.
Me quedo con prácticamente todo: los diálogos, la maravillosa relación entre los tres protagonistas, la música (del propio Clint Eastwood), todos los secundarios.
Una película redonda. ¡Y cómo sería una película de Clint Eastwood de este nivel y con final más esperanzador!
El final es estremecedor: no sólo muere ella, sino también él, que se ve abocado a una muerte moral y social. Él, padre frustrado, entrega mucho más que la pobre chica, que sólo deja de sufrir. Ahí está la grandeza de este personaje: la única esperanza que tenemos es que le importemos a alguien.
ResponderEliminarNo sé si volveré a ver esta película, pues tengo grabadas en mi memoria todas las escenas. La última media hora de la película no la olvidaré jamás.
Concha.