Por la mañana visita a la Catedral: como un jardín de palmeras. Pura elegancia. Como en todas las Catedrales, un fresco gigante de san Cristóbal en la puerta. Ruego a quien lo sepa que me diga por qué se hacía esto.
Allí está enterrado el Obispo Pildain, nacionalista vasco que lanzó su anatema contra Galdós (de profundas consecuencias). Parece ser que vivía con una pobreza absoluta; todo lo daba a los pobres, que siguen poniendo velas y flores en su tumba. Vaya lo uno por lo otro.
En la inauguración, la concejala de Cultura, Deportes y Carnaval (y el presidente de Canarias, de nombre Adán). La concejala, que resulta que es galdosista, tiene el pelo de color rojo fresón, acorde con su cargo. Iba a decir deportes demandados y le salió deportes desmandados (problemas de no pronunciar habitualmente la ese).
El gran escritor X, de la Real Academia, imparte su lección magistral. Globos de colores salen de su boca, aunque se le escapan palabras como leztor, contradiztorio (con zeta fuerte), que delatan su origen castellano-leonés: no, no es Trapiello, ya me hubiera gustado; además Trapiello no está en la Real Academia. Al Académico le perdono porque habla de Grandes Esperanzas de Dickens.
Comida de buffet invitados por la organización. No incluye la bebida, ni un pobre vaso de agua. Luego me tomo un café en una terraza: me cobran también un vaso de agua del grifo.
Intervengo por la tarde. El presidente de mesa, estadounidense que podría ser el protagonista de una película de Bergman sobre pastores luteranos atormentados, me corta cuando se cumplen los quince minutos: ni un segundo me deja. Peor trata a una señora polaca que no parece estar muy bien de la cabeza, que le grita: me ha violado (supongo que quería decir: me está tratando mal). Se rompe un vaso. La sesión acaba por derribo, aunque el luterano atormentado me deja concluir mi intervención con una invitación cortés en el turno de preguntas. Yo respondo haciendo como que no oigo las quejas de la polaca, que se ha quedado de pie y amenaza con no retirarse. De hecho allí se quedó, un rato, un perfecto personaje galdosiano, que da en parte pena y en parte tiene su punto conmovedor.
No conozco el "background" (Galdós, Pildain, Gran Escritor, Simil Luterano ni Polaca) ni sé como te sientes, así que no sé si debo disculparme pero me reí mucho.
ResponderEliminar