Juan 21, 17:
Le preguntó por tercera vez:-Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?Pedro se entristeció porque le preguntó por tercera vez: "¿Me quieres?", y le respondió:-Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero.Le dijo Jesús:-Apacienta mis ovejas.
Santa Catalina de Siena (carta 196):
Il dolce Cristo in terra.Fray Luis de León, En la Ascensión:
Babbo mio dolcissimo.
¿Y dejas, Pastor santo,tu grey en este valle hondo, escuro,con soledad y llanto,y tú, rompiendo el puroaire, te vas al inmortal seguro?Los antes bienhadadosy los agora tristes y afligidos,a tus pechos criados,de ti desposeídos,¿a dó convertirán ya sus sentidos?¿Qué mirarán los ojosque vieron de tu rostro la hermosuraque no les sea enojos?Quién oyó tu dulzura.¿Qué no tendrá por sordo y desventura?Aqueste mar turbado,¿quién le pondrá ya freno? ¿Quién conciertoal fiero viento, airado?;estando tú encubierto?¿Qué norte guiará la nave al puerto?Ay, nube envidiosaaún de este breve gozo, ¿qué te aquejas?¿Dó vuelas presurosa?¡Cuán rica tú te alejas!¡Cuán pobres y cuán ciegos, ay, nos dejas!
Juan, 21, 7:
Aquel discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro:-¡Es el Señor!Al oír Simón Pedro que era el Señor se ató la túnica, porque estaba desnudo, y se echó al mar.
No estaba desnudo, Angel, estaba atado. Muerto de pies y manos y postrado en su silla, primero; lleno de cables, sondas y vendas, después. Como Lázaro en su tumba. Por eso dijo "lasciate(mi) andare", con las mismas palabras de Jesús después de resucitar a Lázaro: "Veni foras...Solvite eum, et sinite abire" (e lasciate andare).
ResponderEliminarY no sabes el bien que siguió haciendo y cuántas cosas fue desatando en el mismo momento en el que echó de nuevo a andar...
Gracias, mil gracias por el comentario, cb, es precioso.
ResponderEliminar