Y yo me acuerdo de las varias veces que le vi: dos en Roma (las dos últimas), una en Portugal (la primera, cuando tenía 15 años, en Sameiro, mientras los portugueses cantaban continuamente Benvindo, benvindo, benvindo a Purtugaaaal), otra en Bélgica (fuimos desde Alemania y llovió como nunca, todo muy frío) y varias en España. Muchas me salen. No he estado a la altura.
Rezo no para que se cure, rezo para que se le haga fácil el paso a la casa del cielo, porque el demonio estará atacando, seguro.
Pero en el cielo están de preparativos: festa rachada.
1 de abril... ¡Qué bonito día para celebrar la fiesta de un santo! A comienzos de la primavera, de una primavera de la que él nos ha hecho ver los brotes que comienzan a abrirse.
ResponderEliminar¡Hasta siempre, Juan Pablo! ¡Hasta siempre, Siervo de María! Espero que nos veaos en el Cielo...
(Perdón por okupar tu blog, pero hasta que no tenga uno propio en alguna parte tengo que manifestarme. Antón.)