En el viaje de ida paramos en Astorga: el palacio de Gaudí es como el del Exin Castillos, al menos por fuera, porque cuando lo vi por dentro hace años me gustó mucho. La Catedral tiene un color extraño y unas escenas muy curiosas en la portada: una es la de la mujer adúltera y en otra se ve a ¿Santiago? vestido de peregrino (y con un perro que se sale del cuadro) despidiéndose del Señor.
Gran disfrute al ver pasar el campo castellano en primavera. No nos paró el control de la policía.
En Madrid nos fuimos a ver por la noche los monumentos iluminados: aquello era una romería, con la gente encantada de ver a tanta gente viendo los monumentos iluminados. Lo mejor fue la cerveza que nos tomamos en Callao mientras 7 policias municipales rajaban de los preparativos de la gran boda, escaqueados en una esquina. Lástima de no acordarme de todo lo que dijeron.
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