Mandó mi hermana Eva hace unos días fotos de Pedreña. Yo estuve allí de pequeño en unas Colonias de la Caja de Ahorros. Supongo que sería una semana o quizá más. A mí se me hizo largo. Tampoco tengo muy mal recuerdo. Yo de pequeño no quería salir del pueblo: siempre fui muy casero.
De Pedreña me acuerdo poco; más del espacio de mar que daba a Santander, que se convertía en una superficie de playa de tierra mojada donde cogíamos navajas, con esas formas alargadas y color plateado o nácar: les echábamos una pizca de sal a los agujeros alargados de la arena y salían hacia arriba.
Pasábamos al lado del campo de golf y hablábamos de Severiano Ballesteros, que estaba entonces en su zénit. Supongo que haríamos caminatas por allí. Sí que recuerdo que nos cuadrábamos por las mañanas: había como un cierto aire militar, todo era muy cristiano también: los monitores creo que eran de una asociación católica. Eran otros tiempos. Quizá ni teníamos todavía Constitución.

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