martes, 9 de diciembre de 2025

Mis bibliotecas

Veo fotos de bibliotecas y me quedo pasmado: la de libros que tiene la gente en casa. Es ilustrativo vaciar habitaciones de difuntos. La mayoría de las cosas que uno va guardando sobran, no digo ya los libros, que se están quedando en objetos arqueológicos, ahora que muchos de ellos los encuentras en formato digital.

En mi habitación tengo unos pocos y desde hace tiempo me esfuerzo en que sean cada vez menos. De las dos baldas, una está ya vacía. En el despacho de la Facultad estoy haciendo también una limpia: tenía tres armarios y ahora tengo dos y aspiro a tener uno, con los libros de más uso, y ya está.

Mi biblioteca principal es la de Facultad y la de la Universidad en conjunto. Incluso se podría decir que mi biblioteca es la que me pone a disposición el Catálogo Rebiun, del conjunto de las bibliotecas universitarias españolas. Y luego está la Biblioteca Pública de Santiago, para postre.

Un dato clave, creo, es que jamás escribo en los libros, ni los subrayo, ni los maltrato: aspiro a que queden impolutos después de leerlos: no los quiero para mí. No es práctica general, lo digo por libros que he leído en segundo lugar después de que los compraran en bibliotecas públicas: siempre hay alguien que ha mojado la portada, o la ha torcido, o ha doblado bordes de página o ha puesto delictivos subrayados a lápiz, que me fastidian lo indecible. No sé si lo mío es virtud o roñosería. Lo de subrayar los libros de las bibliotecas públicas me parece un delito que merecería pena de cárcel, pero me refiero a mi actitud de no tocar ni siquiera mis libros: seguramente haya un fondo de pobretonería, de poca magnanimidad, aunque en realidad, al final, estoy orgulloso de ello, como se puede ver por esto que escribo. 

Lo digo porque yo no tengo que fatigar libros: yo los leo y algunos los releo, pero no los retrabajo. No soy un escritor, no soy un investigador independiente, que se tiene que hacer su biblioteca. A efectos prácticos, para mí es mucho mejor que estén en la Biblioteca de la Universidad: si me hacen falta, los vuelvo a pedir y ya está. Sí no, allí los cuidan. Las novelas, pues las vuelvo a buscar si quiero releerlas.

7 comentarios:

  1. Lo de aligerar la biblioteca es una buena idea; creo que trataré de ponerla en marcha.
    Pero disiento en lo referente a los subrayados: cuando están bien hechos, mejoran los libros.
    Y las anotaciones al margen incluyen verdaderos hallazgos.
    El teorema de Fermat es el caso más claro que se me ocurre.
    Gracias

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    1. La cuestión es "para quién son los libros". Yo ni los míos quiero que queden como marcados por mí.

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  2. Yo soy lo contrario exacto a ti: tengo miles de libros en casa y sólo una parte de ellos ordenados (aproveché la epidemia del covid para dejar de ir cada semana a librerías de ocasión a comprar más - de todas formas, ya no tenía paredes libres para poner bibliotecas y las que tengo están saturadas). Los libros desordenados y en segunda fila de las bibliotecas es como si no los tengo, salvo cuando busco uno preciso y me llevo grandes sorpresas encontrando libros formidables que se había olvidado que tenía.

    Hay, evidentemente, algo absurdo en el hecho de acumular libros que nunca tendremos el tiempo de leer, pero es algo que produce también mucho placer (en parte el placer del coleccionista y en parte el del erudito - aunque yo no sea ninguna de las dos cosas). Sin olvidar el placer de salir "de caza" a viejas librerías o al Rastro, andando mucho, que ha sido durante muchos años mi deporte favorito.

    Y yo no puedo leer sin subrayar mucho (y con bolígrafo) y tomar notas en los márgenes. Para mí un libro importante es algo totalmente personal, que se vuelve casi íntimo tras haberlo leído. Los subrayados son fundamentales para pasar al final al ordenador las mejores citas o simplemente releerlas. Leer libros de bibliotecas públicas es para mí una tortura, por no poder señalar lo mejor (sólo puedo leerlos delante del ordenador, para copiarlo inmediatamente o tomar notas).

    Y luego hay los ebooks, cuya principal función es poder copiar las mejores citas con un simple copiar-pegar o encontrar muy fácilmente citas sobre un tema particular. Lo ideal es leer un ejemplar en papel y luego extraer las mejores citas a partir de un ebook. En la foto veo que tienes los dos tomos del "Journal" de Bloy en la edición de Bouquins. Yo también los tengo y los he leído. Y como también tengo la versión ebook he podido pasar al ordenador fácilmente las mejores citas subrayadas. Tienes también el "ladrillo" de Gómez Dávila, que yo también tengo, muy subrayado y anotado, pero aún no he tenido la paciencia de copiar sus mejores aforismos, pues desgraciadamente no existe versión electrónica de los Escolios.

    Veo también en la foto que tienes la Biblia. Yo tengo una treintena de traducciones diferentes, en varias lenguas. Porque es un libro demasiado importante para limitarse a sólo una. Cuando se saca de ella una frase capital y se comparan las diversas versiones que existen de ella, se da uno cuenta de lo difícil que puede ser a veces entenderla realmente. Para leer literatura basta una buena traducción, para leer libros fundamentales hacen falta varias (yo tengo una docena del "Tao te king", por ejemplo, que varían mucho - los clásicos chinos son muy difíciles de traducir porque el margen de interpretación del chino clásico, lengua poco precisa, es enorme).

    Y todo eso sin hablar de los cd, que aunque más pequeños y discretos, cuando se tienen miles, ocupan también mucho lugar.

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    1. A mí me parece fascinante ese tipo de vida, con miles de libros: creo que lo entiendo, pero yo claramente voy por otra vía.

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    2. Yo también entiendo tu ascetismo, que me tienta a veces (tengo una amiga que tiene un piso "zen", todo pintado de blanco, sin nada en las paredes, con muy pocos muebles de bella madera y armarios empotrados "invisibles" en los que guarda entre otras cosas los 200 o 300 libros que tiene). Pero para ser asceta, sobre todo viviendo en una gran ciudad llena de tentaciones, hay que estar más "evolucionado" espiritualmente de lo que yo lo estoy...

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  3. Yo también tengo bastantes libros por casa. Y una pila excesiva de ellos por leer también.

    También me incluyo en el grupo de los que dejan los libros impolutos. No es algo que me cueste mucho esfuerzo- por supuesto ni doblo hojas, ni subrayo, ni nada-; me sale 'natural'. Por supuesto tampoco los abro excesivamente cuando los leo para que no queden esas marcas tan feas en los lomos de libros con encuadernación rústica.
    Recuerdo siempre desde pequeño sorprenderme con la 'capacidad' de mi hermano para 'estropear' libros y otras cosas nada más tocarlos: cintas de vídeo, cajas de CDs, juguetes... Hasta vasos o bolígrafos. Incluso el periódico diario que al cabo de una semana va al cubo de reciclaje.
    En términos generales siempre he tenido cierta capacidad para 'cuidar' los objetos- sin proponérmelo mucho, de una manera inconsciente.
    A mí también me gustaría en parte 'acumular' menos. O tenerlo en una habitación específica y no en la propia.

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    1. Yo tiendo también a acumular libros que estoy leyendo. Me alegra ver que no estoy solo en ese deseo de dejar los libros como estaban al principio.

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