Comimos, tras las tres horas felizmente pasadas en la Armería y el Gabinete de Maravillas, en un jardín del palacio de Ambras, a la vera del edificio grande, el castillo-palacio.
Comenzamos por la Sala Española, que no sé por qué se llama así, de la segunda mitad del XVI. Es un gran salón con los retratos pintados de los duques de Tirol hasta Fernando II, el amo del palacio y el que lo puso a tono:
Vimos también la capilla, del XIX, muy en un neogótico que a mí ahora incluso me hace gracia, cercano al movimiento nazareno, o por ahí:
Aparte del Baño-Piscina de Philippine Welser, la mujer de Fernando II, el núcleo del edificio resultó ser una Galería de retratos reales entre los siglos XV y XVIII, algunos buenos, pero como un escalón por debajo todos de los que yo recuerdo de El Prado o sitios similares. Lo del XV y XVI lo seguimos en detalle, empezamos a cansarnos con el piso dedicado al siglo XVII y cuando llegamos al piso dedicado al siglo XVIII lo vimos a la carrera. También había una colección de objetos de cristal que hubieran merecido nuestra atención si no estuviéramos agotados. En medio había una exposición muy tonta sobre "diversidad": una estupidez pretenciosa.
Pero os pongo algún retrato, empezando por Fernando el Católico, quizá de Sittow:
Esta sería Catalina de Aragón, también de Sittow, pero ya la había visto en Viena, así que será copia:
La pobre Juana la Loca, del Maestro de la Leyenda de la Magdalena:
Esta es Ana de Austria, de Seisenegger:
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