Hace diez días estuve en Pamplona y aproveché para conocer el Museo de la Universidad de Navarra, que me gustó mucho.
El edificio es de Moneo y lo mejor es que es discreto (si lo ves a ras de suelo), siendo bastante grande. Cumple bien su función, sobre todo por dentro. Por fuera es tirando a feo, o a anodino, no sé. Algún rincón tenía su aquel:
La foto, de aquí. Estas otras las hice yo:
Celebraban los 40 años de la colección, que comenzó con el legado fotográfico de José Ortiz Echagüe. El impulso cercano (el museo cumplirá 10 años pronto) fue la colección de arte de María Josefa Huarte. En torno a esos polos han ido trabajando: arte contemporáneo y fotografía, sobre todo española e hispanoamericana. La colección de fotografía me pareció excepcional: merece la pena ir allí por verla.
La colección de arte, pues no es mi plato de gusto precisamente: mucho famoso de los 50 a los 70, Tàpies, Miralles, Oteiza, Chillida, Zóbel, Palazuelo. Grandes cuadros para grandes salas de reuniones y para pasillos de grandes bancos, eso es lo que son, creo. La joya de la corona era un Rothko, más bien pequeño ¡ah, oh! Aquí tenéis una foto que hice yo y un detalle del medio:
Había un cuadro de Picasso, un busto que parecía que lo había hecho en cinco minutos. No era ni siquiera malo. El Zóbel, pues no sé: un amigo me habló de una exposición en El Prado que le había impresionado, sobre cómo preparaba Zóbel sus cuadros; yo vi el cuadro que había y me quedé como igual.
Algo así me pasa con Oteiza: no me parece mal, pero tampoco le compro la burra. Había una pared de piedra con incisiones que bueno, pero en plan decorativo, como para tenerla en tu chalé en el lado de la piscina. Esto es toda la piedra, llamada, de modo pedante, "Homenaje a Bach":
Estos son detalles:
Luego estaban los Tàpies, tan aparatosos. Uno era la bandera catalana y se titulaba El espíritu catalán. Podría estar perfectamente en la Sala de Reuniones de la Generalitat, en lugar del que tienen ellos, no tan explícito. Luego había otro, Negro sobre gris. Era todo como muy a lo bruto, grandes churretones, kilos de pintura, brochazos tremendísimos. Os pongo alguna foto de detalles:
"Dret al fratricidi", va y pone.
Y aquí un detalle del cuadro Negro sobre gris:
Yo vendería el Picasso y los Tàpies, y compraría cuadros escogidos, hermosos, quizá de Ramón Gaya o de Carmen Laffón o de gente joven que de verdad ame el arte. Pero seguro que no podrán, por alguna cláusula o algo así.
El concepto de "cuadro de sala de reuniones/pasillo de banco" me encanta y asusta por lo certero. Mi edificio de la universidad es un muestrario escogido de lo peor de ese estilo...
ResponderEliminarEste tipo de "arte" siempre me ha parecido una tomadura de pelo que no tiene más sentido que el de hacer sentirse interesantes a unos cuantos acomplejados.
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