lunes, 30 de septiembre de 2024

Sobre la lealtad y algunos datos curiosos de las cartas de Tolkien

El texto más impresionante es este, de una carta a su hijo Michael de 1967:

I know quite well that, to you as to me, the Church which once felt like a refuge, now often feels like a trap. There is nowhere else to go! (I wonder if this desperate feeling, the last state of loyalty hanging on, was not, even more often than is actually recorded in the Gospels, felt by Our Lord's followers in His earthly life-time?) I think there is nothing to do but to pray, for the Church, the Vicar of Christ, and for ourselves; and meanwhile to exercise the virtue of loyalty, which indeed only becomes a virtue when one is under pressure to desert it (553).

Sé muy bien que, tanto para ti como para mí, la Iglesia que antes se sentía como un refugio, ahora se siente a menudo como una trampa. ¡No hay ningún otro lugar adonde ir! (Me pregunto si este sentimiento desesperado, el último estado de lealtad que aún persiste, ¿no lo sintieron, incluso con mayor frecuencia de lo que realmente se registra en los Evangelios, los seguidores de Nuestro Señor durante su vida terrenal?) Creo que no hay nada que hacer. sino orar, por la Iglesia, el Vicario de Cristo, y por nosotros mismos; y mientras tanto, ejercer la virtud de la lealtad, que de hecho sólo se convierte en virtud cuando uno está bajo presión para abandonarla.

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Una vez, en una conferencia de Robert Graves, al que, por cierto, Tolkien consideraba un tonto (Ass), este le presentó a una mujer, a la que Tolkien describe como "pleasant young woman". Se puso a hablar con ella y Graves, al ver que no se habían reconocido entre sí, tuvo que presentarlos en detalle y explicarle a Tolkien que esa mujer era una actriz muy famosa: era Ava Gardner (Carta 9-10 enero 1965, p. 494).

En esa misma carta cuenta que había recibido una "carta de admiradora "(fan letter) de Iris Murdoch. Esto es casi más sorprendente que lo de Ava Gardner.

En una carta del 18 de octubre de 1966 se queja de la traducción que Ronald Knox había hecho de la Biblia: le parecía muy artificiosa, como que Knox era incapaz de traducir sin darle una vuelta a todo, sin sencillez. Tolkien prefería en la Misa los textos latinos. En esa carta se pone a discutir el texto griego original para explicar por qué no le gusta la traducción que se había leído en en la Misa de ese día.

1 comentario:

  1. La Biblia Knox es horrible. Artificiosa, sí, pero no más que su Silmarillion... Las personas de bien leen la Douay Rheims.

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