Este libro es una culminación de una trayectoria de muchos años. Luis Daniel González se ha dedicado como pocos a la literatura infantil y juvenil y ha hecho una labor colosal de orientación en ese ámbito, con libros publicados y una web de referencia, Bienvenidos a la fiesta.
A la vez, lector voraz y reflexivo, iba trabajando sobre literatura en general, centrándose en algunos autores. Es una autoridad, quizá la mayor de España, sobre Chesterton, pero también ha escrito, por citar algunos, sobre Dostoyevski o sobre Cormac McCarthy. Pero tiene un buen grupo de libros, todos rigurosos y profundos: aquí los tenéis.
Ahora ha publicado El deseo de comprender, un estudio sobre Homero, Virgilio, Dante, Shakespeare y Cervantes. Su querencia por la literatura infantil y juvenil le lleva a dedicar en cada autor un apartado al modo de enfocar la lectura de esas obras para ese tipo de públicos, pero sobre todo es este un libro de introducción a estos autores para un público adulto, que quizá no se ha animado a hincarles el diente. Ellos pueden luego transmitir el amor a esos libros decisivos a la gente más joven.
Yo, será la querencia, he disfrutado sobre todo de su capítulo dedicado a Homero. De los demás, he tenido una visión más amplia del Virgilio que conozco, que es el que traduje en la carrera, maravilloso en el detalle, pero sin que yo llegara a alcanzar una visión de conjunto de la Eneida, porque así es como (no) nos lo enseñaban. Con Dante lo mío es una tragedia; sigo atascado en el Purgatorio: no puedo con tantos contemporáneos que cita en sus versos, necesitados de notas a pie continuas, lo que no impidió que me gustase el capítulo que le dedica, con citas de versos maravillosos, que son esos en los que no hay tantos nombres propios. Nunca, y lo lamento vivamente, he llegado a entrarle de verdad a Shakespeare y aquí quizá el autor sobrevuela más de lo que debería sobre él, en su intento por recorrer todas las obras en tan pocas páginas; además le da más crédito del que le concedo yo a Harold Bloom, y lo mismo digo con Borges: manías mías. Por último, el capítulo de Cervantes, donde se limita, y me alegro, al Quijote, me supo a muy poco.
Creo que es un muy buen libro para gente interesada en conocer a estos autores, una introducción de altura que ayudará a leerlos, a animarse a remangarse para decidirse a romper miedos y entrar en estos tesoros contra los que todos, más o menos, tenemos prevenciones, como las mías, tan infantiles, con Shakespeare o Dante.
Pero mejor que mis comentarios, leed los del propio autor, que explica sus intenciones, las obras que ha usado en cada capítulo, los enfoques concretos.
El libro lo tenéis en kindle aquí. Además, podéis leer una muestra de las páginas iniciales ahí. En papel se consigue en este enlace. Y aquí tenéis al propio autor hablando de su libro:
Muchas gracias por el descubrimiento, porque yo nunca he oído hablar de Luis Daniel González - y visto tu texto me parece un grave "agujero en la raqueta" (como dicen los franceses) de mis conocimientos sobre literatura española actual.
ResponderEliminarNo padezcas. De Shakespeare lo único bueno es el uso del idioma. Los personajes, el discurso, el imaginario y las tramas son mediocres.
ResponderEliminarMejor emplear el tiempo en leer y releer a los Padres Capadocios.