Me impresionó el elogio de la granada que hace fray Luis, con esa descripción detallista: la piel, los cendales (= "telas de seda o lino muy delgadas y transparentes"), la dependencia de cada grano de esos palitos que llama pezoncicos (como el niño dependiendo de la madre por el ombliguillo). Qué bien usa los diminutos como ese, pero también osecicos (=huesecillos). Todo es, dice, para cualquier filósofo que lo mire con atención, una alabanza del Creador:
Pues el artificio de una hermosa granada, ¡cuánto nos declara la hermosura y artificio del Criador! El cual, por ser tan artificioso, no puedo dejar de representar en este lugar. Pues, primeramente, Él la vistió por defuera con una ropa hecha a su medida, que la cerca toda y la defiende de la destemplanza de los soles y aires, la cual por defuera es algo tiesa y dura, mas por de dentro más blanda porque no exaspere el fruto que en ella se encierra, que es muy tierno; mas dentro della están repartidos y asentados los granos por tal orden que ningún lugar, por pequeño que sea, queda desocupado y vacío; está toda ella repartida en diversos cascos, y entre casco y casco se extiende una tela más delicada que un cendal, la cual los divide entre sí. Porque como estos granos sean tan tiernos, consérvanse mejor divididos con esta tela que si todos estuvieran juntos; Y allende desto, si uno de estos cascos se pudre, esta tela defiende a su vecino para que no le alcance parte de su daño (porque por esta causa el Criador repartió los sesos de nuestra cabeza en dos senos o bolsas, divididos con sus telas, para que el golpe o daño que recibiese la una parte del celebro no llegase a la otra); cada uno destos granos tiene dentro de sí un osecico blanco para que así se sustente mejor lo blando sobre lo duro, y al pie tiene un pezoncico tan delgado como un hilo, por el cual sube la virtud y jugo desde lo bajo de la raíz hasta lo alto del grano, porque por este pezoncico se ceba él y crece y se mantiene, así como el niño en las entrañas de la madre por el ombliguillo. Y todos estos granos están asentados en una cama blanda, hecha de la misma materia de que es lo interior de la bolsa que viste toda la granada; y para que nada faltase a la gracia de esta fruta, remátase toda ella en lo alto con una corona real, de donde parece que los reyes tomaron la forma de la suya; en lo cual parece haber querido el Criador mostrar que era esta reina de las frutas; a lo menos, en el color de sus granos, tan vivo como el de unos corales, y en el sabor y sanidad de esta fruta, ninguna le hace ventaja; porque ella es alegre a la vista, dulce al paladar, sabrosa a los sanos y saludable a los enfermos, y de cualidad que todo el año se puede guardar. Pues, ¿por qué los hombres, que son tan agudos en filosofar en las cosas humanas, no lo serán en filosofar en el artificio desta fruta, y reconocer por él la sabiduría y providencia del que de un poco de humor de la tierra y agua cría una cosa tan provechosa y hermosa? Mejor entendía esto la Esposa en sus Cantares, en los cuales convida al Esposo al zumo de sus granadas, y le pide que se vaya con ella al campo para ver si han florecido las viñas y ellas (112-113).
Esta es la Virgen de la Granada de fra Angelico:
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