Aquiles, muerto Patroclo, quiere ir ya a luchar, sin más preámbulos, sin aceptar la invitación que le hace Agamenón de un banquete:
Ni manjar ni bebida hasta entonces irá a mi garganta,
en la tienda sin vida se encuentra mi fiel compañero,
desgarrado su cuerpo por lanzas agudas de bronce,
puestos ante las puertas sus pies, rodeado de amigos
que lo lloran, y mi corazón no apetece ya nada.
Vivo sólo la muerte y la sangre y los tristes sollozos (19.210-14).
Me impresiona mucho el último verso, aunque todos los que he puesto me parecen un buen ejemplar de la capacidad poética de Fernando Gutiérrez en esta versión. Pero qué verso este:
Vivo sólo la muerte y la sangre y los tristes sollozos.
Que por otro lado me parece característico del egoísmo congénito de Aquiles, incapaz de pensar en nadie que no sea él. Y van algunos y ponen de modelo a Aquiles: no lo comprendo.
sino la matanza, la sangre y el doloroso gemir de los hombres.
Este es el verso original, al que sigue literalmente Crespo, que sonaría algo así como al-la phónoste kai haima kai argaléos stónos andrón:
ἀλλὰ φόνος τε καὶ αἷμα καὶ ἀργαλέος στόνος ἀνδρῶν
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