miércoles, 14 de octubre de 2020

Tucídides sobre la peste 3

El relato que hace Tucídides de la peste hace un gran travelling, como una a modo de vista de pájaro que va desde Etiopía hasta Atenas. Luego entra en la persona enferma y va bajando de la cabeza hasta las extremidades (salvo si el paciente muere antes). 

Es una enfermedad (se ha sugerido que sería sarampión, tifus, paperas) de efectos tremendos y tremenda mortalidad, mucho peor que el COVID, dónde va a parar.

Sigo con la traducción de Francisco Romero Cruz, con pequeños cambios, de la primera parte de los síntomas, hasta que llegaba al estómago:

Aquel año, como se reconocía generalmente, resultó ser especialmente benigno en lo que concierne a las restantes afecciones, pero si se padecía con anterioridad alguna de ellas, en esta todas las demás abocaban. En cuanto a los demás, a los antes sanos, sin causa aparente, de pronto les entraban primero fiebres intensas que afectaban a la cabeza, enrojecimiento e inflamación de los ojos, y, por dentro, la garganta y la lengua se volvían sanguinolentas y exhalaban un aliento extraño y pestilente. Luego, a partir de esos síntomas, sobrevenían estornudos y ronqueras y, en no mucho tiempo, la afección bajaba al pecho acompañada de fuerte tos; cuando se fijaba en el estómago lo trastornaba y producía vómitos de bilis de cuantas clases son mencionadas por los médicos, acompañados de gran malestar. A la mayoría de los enfermos les daban arcadas que causaban fuertes convulsiones, a unos después de debilitarse los síntomas, a otros mucho después (2.49.1-2).

Por seguir con la comparativa de la traducción de Diego Gracián, es precioso ver con qué maravillosas palabras describe los síntomas: 

Primero, sentían un fuerte y excesivo calor en la cabeza; los ojos se les ponían colorados e hinchados; la lengua y la garganta, sanguinolentas, y el aliento hediondo y difícil de salir, produciendo continuo estornudar; la voz se enronquecía, y, descendiendo el mal al pecho, producía gran tos, que causaba un dolor muy agudo; y, cuando la materia venía a las partes del corazón, provocaba un vómito de cólera que los médicos llamaban apocatarsis, por el cual con un dolor vehemente lanzaban por la boca humores hediondos y amargos; seguía en algunos un sollozo vano, produciéndoles un pasmo que se les pasaba pronto a unos, y a otros les duraba más. 

La gran discusión en este pasaje es cómo traducir kardía, que en principio significa corazón pero que aquí parece que en realidad es el estómago. Gracián se queda con el corazón; Romero con el estómago. 

"Sollozo vano" no sé qué es (quizá él tampoco), pero es sugerente. Lo que no recoge Gracián es eso de que había "vómitos de bilis de todas las clases que han identificado los médicos"; él habla de "apocatarsis" y supongo que ese será un buen indicio para saber de dónde tomó el texto de Tucídides y si de verdad lo que seguía era una traducción latina.

2 comentarios:

  1. Recién terminé ayer la casi interminable Los Buddenbrook y consagra todo el penúltimo capítulo a describir cómo cursa el tifus, de forma bastante parecida a Tucídides ("inspirada en", me atrevería a decir, pero más pormenorizada, como todas las demás descripciones del libro...).

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