martes, 6 de octubre de 2020

Tucídides sobre la peste 2

El capítulo 2.48 es primero el relato del recorrido de la enfermedad, de Etiopía a Atenas. Es fascinante el modo de mirar el mapa que tiene: donde empieza, Etiopía, está arriba, de ahí baja a Egipto y a Persia y cae todavía más abajo hasta Grecia. El puerto del Pireo es el lugar de llegada, de donde se transmite a la ciudad de Atenas. Lo que dice literalmente es que la peste cayó en Atenas (ἐνέπεσε enépese; Herwerden propuso corregir por ἐσέπεσε esépese "cayó dentro"). De Etiopía a Atenas es como un ave que sobrevuela un territorio y acaba cayendo, pero abatiéndose en un lugar concreto.

Vuelvo a poner la traducción de Francisco Romero Cruz, con algunas modificaciones mías:

Comenzó, según se cuenta, primero por Etiopía, mas arriba de Egipto, luego bajó a Egipto y Libia, y a la mayor parte del territorio del rey persa. Sobre Atenas cayó de un modo inesperado y atacó primero a las personas del Pireo, por lo que decían ellos que los peloponesios habían envenenado los pozos, ya que aún no había fuentes públicas allí. Posteriormente llegó hasta la ciudad y empezaron a morir ya en mayor numero. 

En fin, que cada uno, médico o profano, según sus conocimientos diga cuál pudiera ser su origen probable y las razones que crea motivadoras de cambio tan grande como para posibilitar esa transformación; yo me limitaré a decir cómo se desarrolló y aquello con cuyo examen, caso de sobrevenir en otra ocasión, pueda conocérsela mucho mejor al tener información previa; eso lo expondré por haber padecido la enfermedad yo mismo y ver yo mismo a otros padecerla.

El tema del envenenamiento de los pozos es un clásico de la literatura de pestes. Es como lo de los untadores en el Milán de Los esposos de Manzoni.

A mí me conmueve que Tucídides sufriese la peste; me lo hace muy cercano. Es muy interesante que quiera contarla como hacían los médicos con las enfermedades, tabulando los síntomas para reconocer la enfermedad si volvía a surgir. Alguien que leí estos días se quejaba de que la enfermedad en concreto no hemos podido reconocerla (hablan de sarampión o tifus pero no está nada claro), así que el objetivo de Tucídides no sirvió de mucho a largo plazo (a corto plazo, la peste se repitió tres años después). 

Diego Gracián traduce así, no del todo bien pero con un castellano muy bonito: 

diré cómo vino, de modo que cualquiera que leyere lo que yo escribo, si de nuevo volviese, esté avisado, y no pretenda ignorancia.

4 comentarios:

  1. El enlace que figura en este artículo referido a Diego Gracián no funciona.
    El que pusiste ayer tampoco.
    No sé si es por culpa de mi navegador o es que el gobierno también ha prohibido leer a Diego Gracián.

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    1. Pues no sé cómo hacer. Sí que me extraño una vez que me enviara a un sitio extraño, pero ahora lo he probado y me funcionan los dos. He probado en Firefox y ahí no funciona. No sé si es un problema de navegador: en Chrome sí que lo veo

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  2. A mí también me funcionan los enlaces.

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  3. Cierto. El problema es Firefox, ya lo he comprobado.
    Un saludo y muchas gracias.

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