Miro la traducción que puse ayer aquí y me pongo malo. Es una de las tragedias de mi vida, que traduzco tan mal. Y para colmo, dedicándome al griego.
La clave es la primera palabra, memorare, acuérdate, un imperativo en voz pasiva del verbo memoro (no, no es un infinitivo). Yo quería intentar otra traducción porque la elaboración es muy retórica, con tanta subordinación, y además con una argumentación compleja. Quise sortear lo atrevido de la petición de acuérdate con tú ya lo sabes y eché el niño con el agua de la bañera, como se suele decir. Todo el objetivo era hacer frases cortas en una argumentación larga.
La idea es: te recuerdo que siempre has atendido a quien te ha pedido ayuda, así que, qué hay de lo mío, mamá, pero todo dicho de un modo muy complicado. Lo mejor es esa actitud de niño que sabe que su madre no va a hacerlo. Aquí va otra versión, donde traduzco el piissima directamente por Madre:
Recuerda, Madre Virgen María,
que nunca se ha oído
que nadie que se refugiase en ti,
te suplicase tu ayuda
o te pidiese socorro,
quedase jamás desamparado.
Yo, reforzado en esa confianza,
a ti corriendo voy,
Virgen de las Vírgenes.
Madre, junto a ti llego;
ante ti, entre gemidos,
¡pecador!, me presento.
Madre del Verbo,
No eches a barato mis palabras.
No, escúchalas atenta y propicia.
Amén.
Traducimos mal porque precisamente empezamos a estudiar latín y griego traduciendo textos y pegaditos a un diccionario, claro...
ResponderEliminarNo creo que ese sea el problema: hay gente que traduce maravillosamente habiendo empezado así.
EliminarConocer al detalle la mecánica de un coche no te faculta para conducirlo. Lo mismo pasa con un avión y lo importante ¿no es volar?
ResponderEliminarPero los grandes pilotos, ¡cuánto saben de mecánica!
EliminarClaro que sí. Seguiremos traduciendo, ¡qué remedio nos queda!
ResponderEliminarAhí está. Seguiremos traduciendo, que es un modo de leer despacio y con atención, a pesar de todos los fallos.
EliminarMe encanta esta traducción. Me ha puesto a rezarla.
ResponderEliminar