viernes, 22 de mayo de 2020

Wittgenstein sobre la señora Clement

De la biografía de Monk ya conté que Wittgenstein se alojó con los Clement en Swansea: estos son los del parchís. Al principio eran solamente vecinos y se hizo amigo de la señora, que le invitaba a comer:
-¿No es un ángel?, dijo de ella a su marido el domingo. 
-¿Lo es?, contestó Mr. Clement.
¡Maldita sea, hombre! ¡Naturalmente que lo es!, tronó Wittgenstein.  
---

En esta línea, me llamó la atención que Wittgenstein se compraba todas las semanas una revista de relatos policiacos, tipo Chandler o Hammett. Estuvo a punto de escribir a Norbert Davis para felicitarle por una novela que le había gustado especialmente: Rendevouz with Fear. No lo hizo. Y aquí el plot twist: Davis murió al año siguiente en la pobreza, sin saber que era el escritor favorito de uno de los filósofos más importantes del siglo XX.

---

Me resultó interesante su falta de sintonía con Shakespeare (513), porque me parece que la comparto. En cambio de Dickens se sabía casi de memoría el Cuento de Navidad.

---

Todo esto lo veo yo como vías para no morirse, para librarse de la intensidad total que dominaba su vida: hasta sus amigos filósofos se agotaban cuando trataban algún tema filosófico con él. La mujer de G. E. Moore, cuando este estaba muy mal, le dejaba a Wittgenstein estar con él como máximo media hora. Esto no le gustaba nada: Moore «debería discutir tanto como deseara, y si se excitaba o cansaba y sufría una apoplejía ... bueno, sería una manera decente de morir: con las botas puestas» (432).
Cuando estuvo en Estados Unidos, un profesor de filosofía de Cornell, John Nelson, tuvo una conversación con él de dos horas: "las dos horas filosóficamente más agotadoras que he pasado en mi vida" (500).

Él llegó a decir, en una línea que me recuerda a Simone Weil, lo siguiente:
Deberías permitirte entrar en tu corazón. No deberías tener miedo de la locura. Quizá viene a ti como amiga y no como enemiga, y lo único malo será tu resistencia. Permite que la aflicción entre en tu corazón. No le cierres la puerta. Ahí fuera, ante la puerta, en la mente, da miedo, pero no el el corazón (483).

6 comentarios:

  1. A Tolstói tampoco le gustaba Shakespeare.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo a Tolstoi ... no sé qué hacer con él. Guerra y paz me dejó con una sensación ambigua y él era muy peculiar. En cambio, me gusto mucho una novelita: Resurrección.

      Eliminar
    2. Ciertamente era una personalidad compleja, en ocasiones de una insensatez y un egoísmo meridianos pero en otras lleno de nobles sentimientos-Guerra y Paz la leí cuando era demasiando joven, a los dieciseis años. Pruebe con Ana Karenina, a mi me pareció buenísima. Leí en cierta ocasión, es una exageración, que si Dios hubiese escrito una novela, habría escrito Ana Karenina. Por cierto que mientras la leía, a los diecisiete, me acababa de comprar un LP con la Música acuática de Haendel y ahora no puedo oír esa música sin pensar en Ana, Bronsky, Kostia.....

      Eliminar
    3. Lei hace mucho Ana Karenina y tengo buen recuerdo de ella.

      Eliminar
  2. De Guerra y Paz solo me quedo con los pasajes donde retrata al general Bagratión.

    Un libro esencial de Tolstói es "El reino de Dios está en vosotros" que presenta una visión muy personal (pero también muy sugerente) sobre la doctrina ética del Sermón de la Montaña.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que ya puse aquí lo importante que fue Tolstoi y su Evangelio Abreviado para Wittgenstein.

      Eliminar