miércoles, 10 de junio de 2020

Galicia y su repercusión en el mundo

Esta exposición se acabó abruptamente, como tantas cosas. La idea de fondo era la repercusión de Galicia en el mundo exterior. Yo estuve dos veces, pero pensaba volver, para decidir si me gustaba o no. Me dio sensación de deslavazada: del conjunto me quedo con la parte arqueológica con análisis y ecos de habitantes de Gallaecia en el Imperio Romano y al final, con la de los emigrantes.
Al principio había alguna mención de los típicos mitos modernos sobre lo céltico, lo telúrico y lo magnético, pero explicaba bien lo que todo eso tenía de decimonónico. Recogía también algunas mixtificaciones antiguas, como esta donde se habla de «lo que debía Irlanda a Galicia».



Había mucha pantalla y algo de realidad virtual. Lo más llamativo era la reconstrucción de una estatua de un templo griego de Asia Menor, no sé si de Afrodisias, que representaba "el pueblo de los Galaicos", de la que habían hecho un modelo en yeso. Con una tablet podías hacer como que estuvieras allí, pero yo ya soy muy viejo para eso. Aquí tenéis la inscripciòn: ΕΘΝ[ΟΣ] ΚΑΛΛΑΙΚ[ΩΝ]





En el tema libros tenían cosas llamativas, como el manuscrito del siglo XI, de Arezzo, de la Peregrinación de Egeria, dando por supuesto que era gallega. El problema de los libros en una exposición es que ves una página como mucho. Es muy poco agradecido:



Luego se adentraban en la Edad Media y salía mucho el Reino de Galicia. Había una parte de mapas medievales muy interesante, donde se veía muchas veces indicada la tumba de Santiago.

La cosa se descabalaba con el Renacimiento: ahí ponían libros de Erasmo, porque ya se sabe que Erasmo queda siempre bien (aunque gallego no es), pero como el Obispo Fonseca, que lo fue de Santiago un tiempo, lo leía (qué malote), pues ya está. Lo más WTF fue encontrarse ahí los restos de dos mártires ingleses del XVI, martirizados en Tyburn, traídos porque el conde de Gondomar estuvo allí de embajador. Ya veis: «gallegos por el mundo» era la línea de fondo, aunque hasta traían reliquias de mártires, pero en clave posmoderna, sin darles valor sustantivo. A mí me dio hasta coraje encontrarme las urnas allí: el actual conde de Gondomar debe de ser bobo para ceder esto para una exposición. Sí que estamos en una edad postcristiana, donde esas urnas se ponen en exposiciones, como si fuesen piezas de loza o mapas. Se ha perdido totalmente la noción de los restos de los santos, que son signo de la resurrección. Para el conde actual deben de ser sólo cajas extrañas:



También ponían cuadros que se trajeron los condes de Lemos de Nápoles: era todo un poco random. Ya digo que por aquí se perdía un poco el sentido de la exposición.

Luego te ibas (de hecho nos tuvimos que ir corriendo, que nos echaron porque Feijoo estaba rodando allí un spot) al otro piso, donde lo de la inmigración, y recuperabas el interés con documentos como esto:





Algunas cartas:


Lo más extraño de todo estaba al final, sobre nazis en Galicia, supongo para que no mentar el elefante en la habitación, porque si se trata de resaltar la repercusión de Galicia y de personas que dejaron huella, hay un gallego de Ferrol que dejó mucha huella en un periodo de 40 años hace no tanto (esto es una adivinanza). La verdad es que comprendo, gobernados como estamos por el extremo centro, que ese personaje estuviese conspicuamente ausente.
No tengo más fotos porque pensaba ir otra vez, pero todo se fue al traste con con el confinamiento. Interesante exposición, con mucho fallo de filosofía de fondo, pero meritoria. 

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