domingo, 22 de marzo de 2020

Domingo Laetare

Ayer, la lectura de la Misa (porque esa suerte tengo, de tener Misa todos los días, en la que estáis todos vosotros en intención) me hizo caer en la cuenta de que hoy es Domingo Laetare, el Domingo "Alégrate" en medio de la Cuaresma, el de pararse y alegrarse en medio del tiempo de penitencia, que se nos está confundiendo con la Cuarentena y hasta con el Confinamiento.
Es del profeta Oseas y es un texto duro, pero que a mí me parece muy emocionante, al menos en estas circunstancias. Espero que a vosotros os ayude, como a mí:
Vamos a volver al Señor. Porque él ha desgarrado y él nos curará; él nos ha golpeado, y él nos vendará.
En dos días nos volverá a la vida y al tercero nos hará resurgir; viviremos en su presencia y comprenderemos.
Procuremos conocer al Señor. Su manifestación es segura como la aurora. Vendrá como la lluvia, como la lluvia de primavera y su sentencia surge como la luz que empapa la tierra.
Me acordé de que iba a ser el Domingo Laetare, claro, cuando dice que su manifestación es segura como la aurora. Tres días (los tres de la peste que eligió David como castigo por su pecado) y Jesús resucitará, Él, que se ha unido a nuestro dolor muriendo por nosotros. Incluso si el Padre nos ha desgarrado y golpeado, nos vendará.
Yo no tengo más que motivos estos días para estar agradecido: mi madre y mis hermanas, mis sobrinos, mi cuñado están bien, mis tíos, mis primos, mis amigos, los que viven conmigo. Estoy confinado, pero en un edificio muy grande y con un jardín que está explotando de brotes y flores estos días. Y estoy cuidado y me sé querido. Cada día, tengo muchas cosas que quería hacer y puedo hacer ahora: leer una biografía de Wittgenstein, comentar en detalle un cuento de Flannery O'Connor día a día, ayer por la noche ver Érase una vez ... en Hollywood y olvidarme de que había declaraciones de políticos minúsculos. Incluso hoy se me ha destaponado el oído, que me hacía tener como una almohadilla sónica: tenía el mundo en sordina, lo que ayudaba a la sensación de extrañeza de estos días, que supongo que todos tenemos.
A la vez, cada tarde los datos de Italia son desoladores. Pero luego está el ejemplo pasmoso de los que trabajan en hospitales, en farmacias (¡los Mazoy!), los de los supermercados, los camioneros.

Os deseo un feliz Domingo Laetare, aunque os parezca que tenéis todos los motivos para estar tristes.

3 comentarios:

  1. Una buena biografía, la de Ray Monk, The duty of Genius. Editorial Vintage. Cesar UMG

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    1. Estoy disfrutando mucho de ella, aunque cuando habla de lógica y de fundamentación de las matemáticas me quedo a dos velas. Qué tío, Wittgenstein.

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  2. Estoy de acuerdo, en ese tema lo siguen bien los que tienen formación científica. De hecho, me la proporcionó un físico, ingeniero de teleco. Resulta bastante curiosa la fijación de LW con Otto Weininger. Muy interesante el relato de su participación en la primera guerra mundial. Últimamente la he repasado al investigar a Anscombe. Lo que había leído de ella en relación con LW aparece recogido de manera bastante fidedigna. César UMG

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