No voy salir bien de este autorretrato de hoy, pero el hecho es que no me gustan nunca las citas de dos autores concretos, ni las de Ortega y Gasset, ni las de Borges. Y menudos dos. Y lo peor es que cuando compruebo, al leer una nueva cita de alguno de ellos, que siguen sin gustarme, y son muchas, me llevo una alegría.
Me pasa lo mismo con algunos columnistas, que incluiría en un grupo de «Sí pero no»; me deberían gustar, o al menos debería valorarlos aunque sólo sea por la admiración de que gozan entre la gente que aprecio, pero no. En su caso (quizá con la excepción de Javier Marías, que me desagrada en todos los aspectos), no diré que me alegro de comprobar cada vez que siguen sin gustarme, pero sí que me hacen un retrato de por dónde yo no quiero ir.
Estos son (aunque seguro que ampliaré esta lista):
Me pasa lo mismo con algunos columnistas, que incluiría en un grupo de «Sí pero no»; me deberían gustar, o al menos debería valorarlos aunque sólo sea por la admiración de que gozan entre la gente que aprecio, pero no. En su caso (quizá con la excepción de Javier Marías, que me desagrada en todos los aspectos), no diré que me alegro de comprobar cada vez que siguen sin gustarme, pero sí que me hacen un retrato de por dónde yo no quiero ir.
Estos son (aunque seguro que ampliaré esta lista):
Javier Marías
Juan Manuel de Prada
Javier Gomá
Arturo Pérez Reverte
Antonio Muñoz Molina
Yo cito mucho a Borges y a Ortega y Gasset, y vengo a dar fe de que Ángel, aunque pose de fiera, me suele perdonar (a medias) esas citas o, al menos, no nos han costado la amistad. Es un hombre de una inmensa tolerancia.
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