viernes, 24 de mayo de 2019

Lápida en el Claustro

El día que fui al Museo, me paseé por el Claustro, ahora que la Catedral está prácticamente cerrada por las obras.
Le hice una foto a la lápida, como una forma de reparación. Yo había oído hablar de Amor Ruibal pero lo eché a barato, pensando en un canónigo un poco rancio, una celebridad local y lo máximo a lo que había llegado la filosofía en Galicia, que yo suponía que era a un nivel muy de segunda división. Esto hasta que le leí a Gregorio Luri, que sí que se lo leyó, que era un filósofo como la copa de un pino. La lápida pone que fue «de inmenso mérito en la sabiduría cristiana», de christiana sapientia optime merens y señala la vía verdadera de conocerle: leerle, porque «sus obras lo alaban» (opera eius laudant eum):


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