martes, 19 de febrero de 2019

La biografía de Waugh de Eade

Me he leído la biografía de Waugh de Eade, me ha resultado muy interesante. Iba alternando entre la admiración y el vértigo ante una vida que me pilla muy lejos, por suerte: una infancia en la frialdad de la vida británica, con un padre que, literalmente, adoraba a su hermano mayor y a él ni lo miraba, una adolescencia que culmina en un cinismo que se plantea reiteradamente el suicidio y una vida de adulto en la que se esforzaba por resultar odioso a la inmensa mayoría de la gente.
Entre medias estaba su trabajo, al que se entregaba con un rigor admirable: eso es lo que nos queda a nosotros, su obra bien hecha. A mí me queda también su fidelidad a la Iglesia Católica desde su conversión: un hombre lejos de ser ejemplar, que es ejemplar en esa fidelidad y en su trabajo.

Pondré alguna cosa de las que me apunté del libro. Por ejemplo, su interés desde pequeño por el ritual, que primero fue ese ritualismo de la iglesia anglicana que es tan escrupulosamente detallado y que a mí me parece tan irremediablemente muerto. En el libro se cuenta que de pequeño iba a una iglesia anglicana, St. Jude en Hamstead, en la que el pastor, Basil Bourchier, hacía rituales «significativos». Contaría Waugh después, en el relato Los días escolares de Charles Ryder, que realizaba uno de echarle sal a la gente mientras decía «vosotros sois la sal de la tierra». A mí, que sí que participo de rituales verdaderos, por más que a veces los realicen apaleándolos, sin conseguirlo por suerte, ver cosas así me da una mezcla de grima y de penilla y de interés por la iglesia anglicana, a la que le queda un hilillo de vida que es capaz de iluminar a gente como Waugh.
Ese mismo pastor promovía campañas contra la vivisección, contra el uso de pieles de animales y la imposición -y esto me lo hace simpático- de multas a la gente que tosía en la iglesia. Sus sermones eran, según el propio Waugh: «dramáticos, tópicos, irracionales y en buena medida sin contenido teológico» (p. 27-28).

El verano pasado hicieron una exposición sobre Bourchier y Waugh.

Aquí tenéis el texto de las Memorias de Waugh, tomado de aquí, con más datos:
[Bourchier] was a man without pretension to doctrinal orthodoxy; a large, florid, lisping man, who was often to be seen in the stalls of London theatres in lay evening dress. No one could have been more alien to the ideals of Dame Henrietta Barnett and of the general run of the inhabitants of his parish. He was a man of wider claims. His name was constantly in the popular newspapers, giving his wayward opinions on any subject about which he was consulted. He professed an extravagant patriotism . . . He was anathema to the genuine Anglo-Catholics of Graham Street, Margaret Street and St Augustine's, Kilburn. His congregation was not exclusively - nor indeed primarily - local. Personal devotees flocked to him from all parts of London. His sermons were dramatic, topical, irrational and quite without theological content. . . .

Mr Bourchier was a totally preposterous parson. When he felt festal, whatever the season or occasion marked on the calendar, he dressed up, he paraded about, lights and incense were carried before him. When the mood took him he improvised his own peculiar ceremonies. Once he presented himself on the chancel steps, vested in cope and bearing from his own breakfast table a large silver salt-cellar. 'My people ,' he announced, 'you are the salt of the earth', and scattered a spoonful on the carpet before us. . . .

Despite all Mr Bourchier's extravagant display I had some glimpse of higher mysteries'.

1 comentario:

  1. Preposterous es una palabra que creo haber oído por primera y prácticamente única vez de los labios de Anthony Blanche (https://en.wikipedia.org/wiki/Oxford_%22-er%22)... Me hace pensar enseguida en Waugh.

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