viernes, 12 de octubre de 2018

¡Viva la Policía Nacional!

Iba ayer por la carretera de Palmeira a Ribeira y me sonó el móvil (es nuevo y, a diferencia de los últimos meses con el malhadado Sony, suena) y lo cogí con la mano derecha mientras cruzaba varios pasos de peatones, con normalidad, pero con medio ojo comprobando si era otro estúpido mail de academia.edu prometiéndome citas en miles de artículos ignotos para mí por comprar la versión Premium.
Y ahí oí una sirena: había tenido detrás de mí todo ese rato un coche de la Policía Nacional.
Me paré al poco, se bajaron dos policías, me pidió uno el DNI, se fueron a comprobar que no fuese yo un delincuente.
Lo que me vino a la cabeza primero fue pensar cuánto me iba a costar la multa y si me quitarían puntos.
Se acercó otra vez el policía y le dije que había mirado un momento un mail y me explicó que cómo no me iban a parar en situación tan flagrante.
Me dijo que -por esta vez- no me iban a multar.

Muy majos los dos.

Yo estaba contrito y atrito, las dos cosas. Me pesaba haber cogido el móvil y me pesaba la posibilidad de la multa.
Muy majos los dos policías, ¡Viva la Policía Nacional!

2 comentarios:

  1. ¡Viva, como el Betis, aunque nos multen!

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  2. Muy certero su juicio tras ser perdonado. Sobre la atrición y la contrición escribió bien Jean Delumeau en su obra sobre la práctica de la confesión desde la Edad Media.

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