martes, 10 de julio de 2018

Nosotros como «retablo de hermosura de amor» pintado por Dios sobre nuestras maldades

Esto también es del libro de selección de cartas de san Juan de Ávila. En esta da consejos a uno que «se angustia y entristece mucho con sus faltas», actitud que al Santo le parece «mucho peor que las mismas faltas»:
Mayor y mejor es Dios que el hombre y Él se gloría de decir en este negocio de blandura: No soy yo como el hombre. Así lo dice en un Profeta: No me dejaré llevar por mi ira; porque yo soy Dios, no un hombre. Los que a sí mismos se miran y no a Dios, viven desanimados y sin fuerzas; y de aquí nace la pereza, madre de todo mal. (...)
Dios quiere ser conocido como un Dios de amor, pues lo es; y quiere que se conozca esta gloria suya, pues nos ama sin que lo merezcamos. Si quiere vuestra merced encontrar un gran libro para leer lo bueno que Él es, mire lo malo que [usted] es y crea que Dios le ama y verá un retablo de hermosura de amor pintado en la vileza de sus propias maldades.
He dicho esto para que entienda que Dios no quiere que sus hijos anden desalentados, aunque sea por sus propios defectos, sino que quiere que enseguida le miren a Él para templar la tristeza que les viene de mirarse a sí mismos. Quiere que sean audaces al ver que son amados, no pusilánimes pensando que deberían ser aborrecidos. Por esto conviene ir poco a poco y con buena esperanza en este camino, cantando al Señor, que es bueno y su misericordia es para siempre en traer, en sufrir, en amar, en glorificar.

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