Entre la sala de los venecianos y la de Velázquez, había varias de italianos (y algún español) del XVI y el XVII. Por seleccionar algo (Paso de Arcimboldo: no lo puedo soportarlo): el autorretrato de Sofonisba Anguisciola, un retrato de Moroni, una escena de campo de Fancesco Bassano, el ciego de Francisco Herrera el Mozo,
Con el montón de italianos buenos pero no tan buenos, habían hecho algo que me hizo hasta gracia: reproducir la ordenación antigua de las galerías de pintura, con cuadros hasta el techo:
En otra sala estaba un gran Caravaggio. Me paré porque para mí siempre es un interrogante, porque me impresiona, pero no lo tengo entre mis favoritos. Y lo mismo me pasó con este gran cuadro:
Y claro que es un fiera y claro que pinta, cómo no, pero effff, no:
Pocas salas después me hizo ilusión encontrarme con un cuadro de Annibale Carracci, contemporáneo suyo, clasicista, caído un poco en desgracia ahora. -¡Pues a mí me gusta más, pensé yo, contento de tener una excusa para darle en los morros a Caravaggio, el niño bonito de la modernidad. Todo esto, justificado también en una conferencia que oí:
Y para redondear me contento con poneros enlaces a otros cuadros: el de otro clasicista, Poussin, que sí pero no, el pobre. Y Pietro de Cortona (qué bueno). Francesco Furini, con una Magdalena a la que pinta como si fuera un decadente del XIX, la pobre. Y Carlo Maratta.
La semana pasada comenzó en la BBC una serie documental de tres episodios sobre la ciudad de Viena, a cargo de Simon Sebag Montefiore. He visto el primero, que no estaba mal, sobre la historia medieval de la ciudad y los primeros tiempos de la dinastía Hasburgo. El próximo tratará del XVIII y supongo que el último estará dedicado a la Sezession, Mahler, Freud, etc. Las imágenes aéreas de la ciudad eran impresionantes. Me interesó mucho lo que contaban de los sitios que hicieron los turcos. En fin, recomendable.
ResponderEliminar