Adelanté a ayer la introducción de Velázquez en el KHM con la infanta en rosa, por la fiesta que era. Pero había toda una sala con cuadros suyos y de sus seguidores, que llegaron a Viena o como anticipos de la llegada de la Infanta, que se iba a casar con el heredero, o como retratos de familia (era la era prefacebook) de los «primos de España»:
Los tres cuadros de la Infanta Margarita Teresa:
Además de con vestido rosa, destacaba la infanta Margarita Teresa con el vestido azul, un retrato de quitar el hipo, ya más mayor (de edad intermedia había otro cuadro -en blanco y plata- que ahora está en una exposición en Sevilla). Yo os pongo la foto de la wikipedia, aunque me sigue pareciendo que miente en los colores, pero ya lo podéis comprobar en mis fotos (y luego, podéis mirar todos los detalles en Google Arts):
Una pobre muchacha, aquella niña tan seria del vestido rosa, ahora a punto de casarse, con un supervestido que es tan aéreo que hay que bajarlo con el peso oscuro de ese manguito de pieles. Las manos son un poema: la blanca del manguito y el trazo marrón que es la otra.
Tengo que poneros también al pobre Felipe Próspero (buena foto en el Museo):
La mano que reposa sobre el sillón es escalofriante; el perro, la única nota de alegría, pero llena de melancolía:
Y los amuletos y campanillas para salvarle, haciendo lo que fuera posible o imposible, a mí también me conmueven. Al final fue Velázquez quien nos dejó el recuerdo de aquel pobre niño:
Voy a tener que renunciar a poneros otros cuadros, pero quiero que os fijéis en este de la infanta Maria Teresa (que se casó nada menos que con Luis XIV):
[la foto es de la wikipedia. En la web del Museo, una foto muy buena aumentable]
Era impresionante ver cómo pinta Velázquez ese vestido ¿gris perla? y la mano con el pañuelo:
Aunque la otra mano «tampoco es manca»
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