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2. Leo en un sermón sobre la Virgen de san Juan de Ávila esta definición de la palabra: aire herido.
Cosa es de maravillar que, siendo las palabras cosa de tan poco tomo y tan livianas, pues son aire herido, tengan tanto tomo que sean clavos, y muy hincados. Livianas son en substancia, mas de tomo son por el mal que hacen, si son malas, o el bien, si son buenas. Ex verbis tuis iustificaveris. Vita et mors in manibus linguae [Por tus palabras te justificarás. Vida y muerte en las manos de la lengua] (Mt. 12, 37; cf. Prov. 18.21). Veces hay que se pierde una casa, pueblo o ciudad por una lengua, o se gana; con la lengua mala podéis quitar a uno la hacienda, honra y vida, y sobre todos, ¡ay de aquel que quita a su prójimo a Dios con mal consejo y persuasión!
No son vuestras palabras, Virgen, de esta manera, sino verba sapientis [palabras de sabia] (Cf. Ecl. 10.12). Palabras de la Virgen trujeron a Dios para ella cuando por el Ecce ancilla [He aquí la esclava] (Lc. 1.38) encarnó Dios en ella, y por una palabra vino Dios en los otros.
¡Aire herido! Desde hace un buen rato tengo eso como en "replay", en el fondo de la cabeza. Gracias por traerlo. Y el blog, qué maravilla. Entre otras muchas cosas, los Pirineos—¡qué veranos!— es lo que más echo de menos de España.
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