De Quention Metsys, con influencia italiana, estaba este impresionante tríptico (tres metros de alto quizá), con un tema que me he hartado de ver en Viena (y en Santiago: tenemos una tabla del XVI en el Museo de las Peregrinaciones): la parentela de la Virgen, con varios maridos de santa Ana y las distintas ramas de la familia:
[La buenísima foto, junto a otras, de Wikimedia]
Esta es la muerte de santa Ana, con su nieto bendiciéndola:
Decían que tenían la segunda colección de Peter Brueghel el Viejo, pero no le llegaban ni a kilómetros de la de Viena. De todos modos, había dos cuadros excelentes, el de la llegada a Belén:
Y este, el mejor para mi gusto, una maravilla de día de nieve con un tono dorado uniforme y la finura de los árboles marcados por bordes de nieve:
La trampa de cuervos, ahí, amenazante:
No sé si veis los bordes de las ramas, con la nieve subrayando:
De Bernard van Orley, este tríptico Haneton, con los donantes y sus hijos e hijas:
De Jan Cornelisz Vermeyen este en el que la donante tiene un acueducto tipo Segovia detrás.
Yo a Gerard David le tengo un especial cariño (en Castrojeriz había un cuadro de su taller). En esta escena delicadísima de la Virgen y el Niño en la cocina es impresionante el pan y lo demás. Se titula La Virgen de la sopa de leche:
Y me dio alegría encontrarme a Felipe el hermoso y a la pobre Juana, de la mirada ya perdida:
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