Yo iba de decepción en decepción por las siguientes salas, entre cuadros de segundones y huecos en las paredes, hasta que llegué a cositas de Rubens, pruebas, bocetos; pero es que un Rubens a su aire es mejor que la mayoría, por ejemplo en este estudio de una cabeza «de moro»:
O en este estudio de retrato del Conde-Duque de Olivares:
O en este cuadro preparatorio de uno grande (y para tapices) del Triunfo de la Fe Católica:
Mirad qué impresionantes el séquito:
Tenían también bocetos muy buenos de tema mitológico para la Torre de la Parada y una sala entera de cuadros enormes suyos, pero bueno, más de repertorio.
De Van Dyck, había un retrato muy bueno de un jesuita:
Y me encontré la primera representación de san Antonio de Padua que no me ha parecido cursi:
Debe de ser cosa de la barba... este domingo pasado en Lovaina fui a Misa a la parroquia de San Antonio y la estatua del santo era muy similar a ese cuadro que pones. Acostumbrado a verlo barbilampiño y jovencito. me costó un montón reconocerlo...
ResponderEliminarEs que es para no reconocerlo. Se murió con 35 años,creo, así que ese envejecimiento es más recurso literario para mostrar su "gravedad" y madurez en la santidad.
ResponderEliminarP. D.: es la primera vez que vengo por el blog, de un salto desde el de don Enrique García-Maiquez, y prometo volver, no solo a poner pegas quisquillosas sobre la edad de los santos ;)