miércoles, 22 de junio de 2016

La moviola: la poesía reinando

En varios momentos del Curso me vi apremiado, ante la fuerza de los argumentos, a negar de una vez por todas los tapujos y engaños de la poesía y reconocerle de una vez en mi vida su primacía a la filosofía. Por suerte, primero Gregorio Luri nos contó cómo Platón, casi de penalti, la metió al final de la República y luego tuvimos lecturas de poemas.
En la de Enrique García-Máiquez yo veía a su mujer frente a él, así que casi fue un poema amoroso todo ello, con los demás de espectadores de lujo. Fue leyendo y comentando sobre todo inéditos. No lo grabamos y a mí ahora me da pena. Ha ido haciendo una poesía cada vez más sencilla en apariencia, menos «poética» (valga la expresión), cada vez más honda.
Si lo hubíeramos grabado yo podría comprobar las diferencias que creo que hay con la versión original de este epitafio precioso de tema clásico, a una joven madre de varios hijos:
No, no te sea leve la tierra en que reposas
ni tampoco tranquila. No estás acostumbrada.
Que retumben en ella cada día más firmes
los pasos de tus hijos y el ruido de sus risas.
Al día siguiente leyó y comentó sus poemas Miguel d'Ors. Prefirió estar de pie en un atril y el micrófono se oía poco. Subieron el volumen y quedó como una reverberación que hizo curiosamente más íntima la lectura de un selección de sus poemas más hondos, en los que podíamos ir repasando los grandes temas del curso: la inspiración como vía de la verdad por la vía de las intuiciones poéticas, el número y el ritmo en las esferas matemáticas y poéticas, el modo de acceder a las grandes cuestiones desde la perspectiva vital o desde la «lógica» o racional.
Fue leyendo los poemas con gran sobriedad de gestos, aunque con unas manos muy expresivas. A la vez nos dio un curso de técnica poética y de crítica literaria.

Así que sigo en la poesía, a pesar de los pesares.

2 comentarios:

  1. Yo me alegro de que no grabases porque entre los inéditos algunos seguirán siéndolo. Una vez Beades me grabó una lectura en Sevilla y un poema horrible quedó relativamente inmortalizado. Es de esperar que el buen Beades haya perdido aquella grabación.

    Sí fue emocionante leer con Leonor presente poemas que ella no conocía. (Aunque leí para todos; y fue un placer.) También aciertas en mi intención de una poesía cada vez más sencilla y honda. Ojalá.

    Mil gracias.

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  2. Cómo me gustaría, Enrique, ser alumna tuya.

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