martes, 3 de mayo de 2016

Berceo en la edición de Fernando Baños

He disfrutado una barbaridad leyendo los Milagros de Nuestra Señora de Berceo, además en una edición que me ha parecido excelente, la de Fernando Baños en la colección de la Real Academia (que es una reedición de aquella colección de Crítica).
Cuando estudié a Berceo en la carrera, dominaba la moda 'pesetero', que me entero por Baños que circuló un tal Dutton: Berceo lo haría todo por la pela. Aquí Baños lo pone todo en su punto y razón: sin negar su punto de propaganda en algún caso, lo que mueve a Berceo es la devoción y la pedagogía, además de un talento poético que a mí me parece descomunal. Ya digo, me ha parecido una edición grandiosa la de Baños: explica todo muy bien, con gran sensatez, con rigor, con elegancia, sin caer en pruritos marxistoides, que siguen todavía coleando y mira que los dimos por muertos.

Hoy os pongo solo alguna cosita que me apunté:

tiestherido (101a), de un clérigo que va por malos pasos y tiene mala cabeza (herido-de-la-testa), me acordé de los letra-heridos, los pobres).

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Está hablando de uno que se va ir derecho al infierno:
nin verié sol ni luna,   nin buena rucïada,
e seré en tiniebra    como emparedada (247 c-d). 

¿No es precioso lo de una buena mañana de rocía, esa buena rucïada?

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Justo antes explica lo que comen en el infierno (246 c-d):
dávanli por pitanza      non manzanas nin figos,
mas fumo e vinagre,      feridas e pelcigos.
Pelcigos explica Baños que son 'pellizcos', de 'pecilgar' que vendría de *vellicicare (con influjo de pellis (piel) para cambiar el incial vel- por pel-).

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