viernes, 28 de agosto de 2015

Theodora de Haendel

Me regalaron el DVD en Reyes de hace dos años y ni lo había mirado. Estos días lo he ido viendo a poquitos. Ha sido una experiencia tremenda: el Oratorio que relata la persecución de los cristianos en Antioquía en época de Diocleciano es ahora dolorosamente actual, a ratos hasta extremos intolerables. Se suceden las arias y los dúos y las intervenciones corales y es de una emoción tremenda todo. Una llorera continua, pero de esas que nos mejoran.

La versión es de 1996, del festival de Glyndebourne, con dirección de orquesta de William Christie y escénica de Peter Sellars. Me impresionó mucho lo controlados que están los gestos, toda la actuación, de protagonistas y coro, lo medido que está todo. Por ejemplo las manos se mueven siempre, como en la pintura barroca, para subrayar la emoción interior, despreocupándose de 'verosimilitudes'. Nunca había amado tanto lo convencional del arte al servicio de la obra total; quién me iba a decir a mí que del realismo alpargatero me iría a cambiar con armas y bagajes al lado del arte (supuestamente) más convencional: dadme ópera con todos sus (supuestos) perifollos al máximo de su potencial y quedaos con todo lo demás.

En 1996 Sellars pensó que debía darle a la obra el trasfondo de la pena de muerte en USA, con una muy conseguida ambientación setentera kumbayá por un lado y de campamento militar por otra y los cristianos vestidos de blanco, muy modosos, pero nobles. Ahora no haría falta buscar ambientaciones: bastaría poner tal cual a los cristianos de Siria muriendo como corderos.

Si os cuesta meteros en algo tan largo, podéis probar con este aria de Lorraine Hunt Lieberson, que es de una emoción brutal:


O esto de Richard Croft:

2 comentarios:

  1. Pasé un verano de adolescente escuchando "Teodora" cada día, unas 90 veces. Curioso. 1979 o así. Esa producción en DVD es muy buena, cierto.

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