lunes, 21 de abril de 2014

Más allá del pudor

Me consuelo de releerme leyendo a Karmelo C. Iribarren*:
Nunca he hecho nada de lo que tenga que arrepentirme, dije.
Tú te has leído? dijo.
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Me ha dicho el médico que a mi edad hay que evitar los sustos y los disgustos. Vamos, que no me relea.
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«Hazte un favor, no publiques eso». Pero rara vez me hago caso. Y así está mi prestigio, el pobre, agarrado al bordillo de mis zapatos, para que no me pise.
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*Diario de K., Renacimiento, Sevilla, 2014, p. 76, 177 y 182.



3 comentarios:

  1. No estoy yo muy convencido de que releerse resulte tan mala idea. En su "Richard Wagner y Tannhäuser" (1861), dice Baudelaire que compadece “a los poetas a los que guía únicamente el instinto; los considero incompletos. En la vida espiritual de los grandes poetas se produce infaliblemente una crisis, que se traduce en un deseo de razonar el propio arte, de descubrir las leyes oscuras en virtud de las cuales han creado, y sacar de ese estudio una serie de preceptos cuyo divino propósito es la infalibilidad en la producción poética”.

    Si prescindimos de superlativos y divinidades, nos queda la afirmación de que, a partir de cierto momento en su trayectoria, es propio de los poetas, al menos de los más conscientes, el volverse críticamente sobre su propio trabajo, intentando extraer de esa contemplación crítica alguna sugerencia por la que guiarse, y acaso un conocimiento mayor de las posibilidades y las exigencias de lo que intentan. No creo que eso sea aplicable sólo a los poetas.

    En resumen, releerse CRÍTICAMENTE no tiene por qué ser malo; es cosa de la que puede (o al menos debería poder) sacarse algo más que el avergonzarse de los propios errores. Eso es sólo el comienzo, a mi modo de ver.

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  2. Anónimo, estoy de acuerdo contigo: para mí ha sido (otra vez) un ejercicio doloroso releerme, pero creo que al final fructífero. Lo que quería señalar es que ese afán de seguir escribiendo y publicando es bien ingenuo en realidad.
    Yo veo el blog como un borrador, pero a la vista pública. Y mi admiración por los escritores verdaderos es cada vez más grande, gracias a Dios.

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  3. También se pueden releer los comentarios, Ángel, no sé si habías caído. Comparto la idea del blog como borrador a la vista pública. Tendemos a ser muy críticos con nosotros mismos, pero tomar lo que escribes o fotografías como borradores de algo que vendrá después sirve para rebajar la responsabilidad que uno mismo se impone y para reflexionar sobre el camino que uno, conscientemente o no, va siguiendo. En fin, solo el hecho de mantener un blog con cierta calidad y coherencia es un éxito, lo valoren los demás o no. ¿Narcisismo?, no somos perfectos, yo tampoco. Algo ingenuos sí somos, pero es necesario serlo en algún grado, a pesar de que la edad te enseña, y casi obliga, a no serlo.

    Un abrazo

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