martes, 5 de noviembre de 2013

Una visita a Salamanca

Tremendo el recuerdo que tengo de aquella visita a Salamanca en mitad de agosto, con descoloque en lo médico -por fin he vuelto a la normalidad ahora- y grandes cosas para recordar con la ¿ayuda? de mis cutre-fotos.
El convento de santa Clara tiene un artesonado mudéjar conservado sobre la bóveda barroca. Las fotos son como de película de miedo, pero era genial poder pasear a dos dedos de aquella selva de maderas:



En la entrada tenían una sala bien interesante, con restos de distintas épocas de frescos.
Arriba del todo había una terraza con vistas para enmarcar de esa ciudad tan fotogénica.
Luego habían llenado las salas con cosas de Museo etnográfico: acabó siendo un poco agobiante todo. El colmo era un mogollón de belenes -yo soy anti-belenes- en la última sala. Salí corriendo, casi sin aire.

Comimos (maravillosamente) en el Colegio Mayor Fonseca. Resultó que estaba abierta la admirabilísima capilla, con retablo de Alonso Berruguete:


Y un admirabilísimo cimborrio de Rodrígo Gil de Hontanón:

[aunque para foto buena, esta]

Y estuvimos también en el convento de las Agustinas, como traído tal cual de Nápoles. Y con la Inmaculada de Ribera en el centro:



[Pero aquí tenéis a alguien que explica con detalle lo mucho que hay que admirar allí]

4 comentarios:

  1. Curiosísimo lo del artesonado misterioso.
    Lo de "antibelenes", me ha hecho gracia, pero merece una explicación o una entrada. Saludos,

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  2. Ah, Ignacio. Yo ya tengo el síndrome del abuelete, que me parece que ya he contado todas las batallitas. Supongo que por este blog en algún momento diría que me aburría todo lo relacionado con los belenes (aunque estando en principio muy a favor, eh, de la idea del belén) porque a veces en mi entorno acababa siendo un tema muy insistente, sobre todo en las próximas semanas. El hecho es que en ese convento de Salamanca, en vez de dejar el coro alto limpio, había puesto en el medio un montón de belenes que les había regalado alguien: eso era lo agobiante.

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  3. SI ya comprendo que estás a favor de la idea, of course. Pero estética y artísticamente hay belenes o nacimientos (como también decimos por aquí) muy hermosos. Los napolitanos, los de Salzillo, algunos misterios espléndidos del barroco sevillano...
    En el caso de que haya niños de por medio es además, claro está, una experiencia única.
    Suerte que tienes al estar en un entorno "insistente" en ese sentido, porque yo estoy de Papa Nueles, solsticios de invierno, renos y demás hasta el gorro.
    Eso sí comprendo que puede haber belenes horribles, pero el cariño con el que se suelen poner hoy en día le dan su encanto.

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  4. Muchas gracias por enlazar mi artículo de las Agustinas. Un saludo.

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