En Estocolmo este agosto me encontré un día una Big Band -escrupulosamente uniformados de verdes los músicos y la cantante (bandas verdiblancas) y el showman (americana blanca)- que tocaba una dulce música para aquel verano suave sueco.
Las parejas de ancianos concienciadas por la socialdemocracia de los beneficios del ejercicio se aplicaban estajonivistamente a ello, mientras los záganos del sistema seguían sentados los bailes y yo, de meteco, disfrutaba de ese swing lánguido con pronunciación exquisitamente inglesa, en aquel ambiente melancólicamente kaurimaskiano:
[y lo mío con los problemas básicos de la fotografía, es de juzgado de guardia: contraluz de parvulitos]
Y en medio salió a bailar una pareja joven: la chica con las mejillas enrojecidas, el chico mirando sobre todo a la colocación de sus pies. No sonrieron nunca, pero solo con su presencia transformaron la escena (no sé si para bien, no vaya a caer yo mismo en una sentimentalidad socialdemócrata):
Pero el hecho es que se convirtieron en el centro. La vejez: reconocer que uno está en los bordes.
Una vieja empieza reconociendo que está en el borde y acaba agarrándose a él y, si puede, intentando llevarse a la nuera con ella cuando caiga.
ResponderEliminarHe visto el video, un ambiente decadente casi sórdido. Imagino que la big band sería una imitación de las norteamericanas, más optimistas. Pero vete tú a saber.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Mecachis! ¡Qué buen socialdemócrata sentimental y buena persona hubieras sido!
ResponderEliminar:-P
Que houellebecquiano
ResponderEliminar¿Se tratará de lo que Jorge Manrique llamó "el arrabal de senectud"?
ResponderEliminarAnónimo, el "arrabal de la vejez" es una buena imagen de un borde; y la gracia de agarrarse a la vida por la nuera, BV, está muy bien.
ResponderEliminarYo había empezado con Kaurismäki porque notaba una cierta relación con la impasibilidad de los personajes; tenía también el recuerdo de música decadente en sus películas, pero luego no encontré nada de Big Band entre las canciones que recordaba, así que me ha quedado una comparación imperfecta. La Big Band de Estocolmo era talmente lo que eran en esas películas americanas de la época dorada: música feliz, trompetas, melodías, baile, aunque con una cantante anciana y para un público anciano: y eso sí que lo acercaba a las películas de Kaurismäki.
Hacía tiempo que no usaba aquí lo de 'socialdemócrata'; es un a broma de Arcadi Espada, un adjetivo referido a un cierto buenismo autocomplaciente. De hecho iba a acabar de contar esta escena centrándome en la plenitud de la pareja joven, que era pura vida y energía (bien que sin alegría, al menos sin la gracia que uno se encontraría más fácilmente en una pareja de 20 años con ganas de bailar y sabiendo hacerlo, por ejemplo en España); así que he retorcido el final, aunque no sé si al modo houellebecquiano (solo le conozco como mucho por ósmosis, no por haber leído nada suyo).
Perdone usted mi impertinente curiosidad porque yo no puedo reprimirla. ¿Cómo se entendía usted con los tipos de Estocolmo?
ResponderEliminarEn inglés. Todo el mundo habla un inglés de envidiable calidad.
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