martes, 16 de octubre de 2012

Museo Nacional de Estocolmo 16

En el piso dedicado a artes decorativas (tema del que no sé nada) había una exposición dedicada al Slow art, el arte lento, piezas más o menos artísticas pero en las que no podrías acudir al socorrido argumento de 'esto lo puede hacer un niño'. Había prodigios de paciencia, delicadeza y a veces también humor -gracia- que redimía un trabajo a veces un poco absurdo.

A mí me cayó en gracia este collar de cáscaras de huevo:



Y un vestido im-ponible, hechos con metal y trozos de cristal. O cuencos que tienen un brillo conseguido gracias a miles de golpes monótonos (75 horas de golpes monótonos, en concreto).

A veces el resultado no lograba estar a la altura del esfuerzo, pero esa es la grandeza y la miseria del arte.

4 comentarios:

  1. Incréible. Me recuerda a los trabajos esos hechos con pelos que pusiste una vez, creo, del museo romántico o algo de eso. ¡Hay gente pa tó!

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  2. A mi no me parece mal y le veo su mérito (quizá en la categoría "hobby" más que en la de "arte"). Posiblemente porque no tiene más pretensión que la de mostrar la paciencia (y la habilidad) de sus autores, y no quiere explicarnos el mundo ni hacernos sentirnos culpables de nada.

    Buena serie la que dedicas al MdE

    Un abrazo

    Chema

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  3. Lo de los pelos era del Museo Maret de Barcelona. Comparte con esto el preciosismo, pero es verdad que en varios de los casos es valioso en sí mismo.
    Fue una exposición que a mí me gustó bastante. Y tiene de bueno que recupera la idea del trabajo duro también en el arte, frente a tanto tontolisto con ideas de tres segundos realizadas en cuatro.

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  4. Sí, sí, tienes razón. Me admira de la capacidad de la gente para realizar cosas con tanta minuciosidad, (yo que no soy capaz ni de desatar los nudos de las guitas de las cajas de dulces, cómo hacía mi abuela, y los guardaba) y a veces para un resultado absurdo. (El libro de los records está lleno) No es el caso, aquí hay objetos bellos y encomiables y desde luego es un gran ejemplo para que apreciemos virtudes como la perseverancia la paciencia, de la que algunos carecemos en grado sumo. En cuanto al tema, artesanía-arte y la banalidad del 99% de lo que hoy se autodenomina así, habría mucho que hablar. Desde luego yo no creo (ni me gusta) en el arte sin técnica y esfuerzo, ¡así también yo soy artista! (Eso sí me asombra lo bien que les va a mucho con su inteligente caradura)

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