-Suecia, el paraíso socialdemócrata, decían.
Y yo -español, ay- pensaba que querían decir "gratis total".
(La privada ya sabemos cómo es: 7 euros una caña de cerveza en cualquier terraza***).
Pero yo que soy muy de museos (84 en Estocolmo), no podía creerme que en todos cobrasen, entre 8 y 15 euros cada uno, sin ofertas ni bonos ni nada para los que íbamos a estar más de tres días allí.
Y fui a la oficina de turismo a interesarme por subvenciones para españoles culturetas pobretes y se sorprendieron de que preguntase por museos gratis o museos con horas gratis (había dos, de los malejos).
Y ya ni fui a los museos más visitados (también para poder presumir aquí de elitismo, eche o que hai, ay), como el Vasa, o Skansen, o el de Arte Contemporáneo (¡de Moneo!). Porque yo lo que quería era ver con calma, en varios días, el Nationalmuseum.
Y fui a la señora del mostrador y le conté que en España a los profesores nos dejan entrar gratis en museos como El Prado. Y me miró apesadumbrada cuando le conté que quería saber si había alternativas a los previsibles 15 euros que me iba a costar visitar el museo cada día distinto.
Y se compadeció -le debían de haber llegado noticias de cómo estamos- y me dio, cuando pagué la entrada del día, dos invitaciones para otros dos días.
Qué Dios se lo pague, encantadora señora del mostrador del Museo Nacional de Estocolmo: le prometo que los 30 euros que no me cobraron les van a rentar aquí para al menos diez entradas de este blog, llenas de sincera admiración y ohs y ahs ante los maravillosos cuadros que pude ver con calma.
***Aunque los impuestos -estatales- al alcohol en Suecia son los que hacen que una cerveza cueste eso, que quede claro, eh.
¡Qué maja!
ResponderEliminarSí, Ventura, era una señora bien maja. Y qué agradecido le estoy.
ResponderEliminarLe agradezco a esa señora la invitación, por la parte que me toca. Ya me estoy frotando la manos, y preparando las exclamaciones.
ResponderEliminarA ver si estoy a la altura, Ignacio, que había cuadros bien bonitos.
ResponderEliminarJajaja, ¡qué gracia me ha hecho! Es la típica cosa que, conociéndote, jamás te imaginaría capaz de hacer; echarle a algo tanto morro. Y eso me hace dar cuenta de lo poco que te conozco habiendo pasado cuatro años juntos en la Estila, ¡ay...!
ResponderEliminarNo me conteste, si no quiere. Pero yo dejo aquí mi pregunta: ¿Hay colas en los museos de Estocolmo?
ResponderEliminar-Eh, Antón, que fue todo de lo más normal: yo pregunté por "ofertas" y acabé con dos invitaciones. Quizá también es que ahora me dé todo un poco más igual, no sé.
ResponderEliminar-Yo vi colas en la entrada del Museo Vasa, ese del barco hundido y reflotado, que a todo el mundo le gusta mucho.
Yo estuve en el museo Vasa. Por pura casualidad. En un viaje relampago de trabajo, hace años, logré escaparme solo y paseando, entré sin conocerlo y sin colas, era invierno. Quedé fascinado. El barco es imponente y está en perfecto estado. Estocolmo me sorprendió gratamente. Y prometí volver, cosa que todavía no he hecho. Al menos, ahora, lo estoy haciendo virtualmente...
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