[Hago un paréntesis a lo de Estocolmo -tengo para rato- y cuento lo de estos dos días en Asturias]
Yo iba a ir a Burgos, pero al final quedamos a medio camino, para visitar Asturias.
E iba con miedo, pero mis hermanas y mi madre me dieron un aprobado en el capítulo 'engordar': parece que no me ha ido la cosa mal en ese capítulo (el endocrino tendrá la última palabra). Lo que no hicieron fue bajar la guardia luego, por ejemplo cuando vieron en la sidrería que me habían puesto mayonesa con el bonito y las patatas: conseguí comérmela, porque el que puede lo menos (una fabada con fabes como mantequilla) puede lo más.
Desde Villaviciosa lo primero que hicimos fue visitar lo más importante: san Salvador de Valdediós. Yo había estado hacía un montón y tenía un gran recuerdo de ese iglesita de finales del siglo IX.
[mejores fotos del exterior que las mías, aquí; y una excelente galería del conjunto: aquí]
Ahora la han restaurado y era un día de sol esplendoroso y el guía lo explicaba muy bien, con gran animación, subiendo y bajando y enseñándonos láminas de paralelos.
La estructura de basílica (nave central y otras dos de sostén -con la otra de pórtico añadida luego), lo primitivo de las técnicas constructivas con las chapucillas que les salieron, el canon marcado por la altura de las columnas de mármol reutilizadas (la altura del edificio: tres veces la de las columnas).
Ahora yo creo que por un lado me gusta menos el edificio -soy menos ingenuo; y es pobrecín, tosco, por debajo del arte previo (el visigodo), como aprendiendo a volver a empezar-, pero por otra me gusta más: y cómo aprendí, viéndolo, algo más del nacimiento del arte de Occidente.
Y hasta lo tosco tiene su encanto. Ese capitel de la nave:
O este de la cabecera (se supone que más 'lujoso'):
Y qué ventanas con ajimez (o ¿ajimeces?):
Y ver en la lápida de dedicación los nombres de san Rosendo (Rudesindo Dumiense) y de Sinando, el obispo de Iria Flavia.
De lo demás de esos días en Asturias: lo incómodo que debe de ser vivir en Tazones o en Lastres.
O ver que el bable está siguiendo el camino del gallego (Centru Urbanu, en los carteles en Gijón: pero de qué van).
O ver la fiesta de la sidra en Villaviciosa.
Dimos un paseo demasiado breve por Gijón. Vimos una inscripción a Pelayo hecha por Jovellanos:
Infans Pelagius.
E Gothorum sanguine regum,
Hispanicae libertatis religionisque restaurator.
Senatus populusque Gegionensis
Regali civi donum dedere
[Pelayo niño. De sangre de reyes godos, / restaurador de la libertad hispánica y la religión. / El senado y el pueblo de Gijón / al ciudadano regio como don]
Pero espero volver pronto a Asturias (solo hay tres horas entre Santiago y Gijón): poder hacer fotos de esos gigantes siderúrgicos claudicantes de por Avilés, poder parar en tantos sitios bonitos (los montes de Asturias les ganan por goleada a los gallegos y los árboles asturianos, también), repetir la fabada.
Lo de "centru urbanu" será broma ¿no?
ResponderEliminarNo, no: totalmente en serio. Pero no te rías, que se molestan y dicen que te estás riendo de su madre (la lengua es su madre).
ResponderEliminarCon esas barbas que tiene la estatua, ¿seguro que es "Pelayo niño"? ¿No será "Infante Pelayo" más bien?
ResponderEliminarEs lo que me preguntaba yo. Buscando la inscripción, descubrí que estaba en una puerta. Luego, supongo que hicieron la estatua, que tiene cuatro inscripciones latinas, y en un lado pusieron esta, porque la había redactado Jovellanos. Pero como está en latín, qué más da: lo mismo vale para un roto que para un descosido.
ResponderEliminarEs completamente anecdótico,creedme,que vivo en Gijón.
ResponderEliminarHace años algunos buscaron su sueldín vitalicio con el tema,pero ahora no hay un duro para nadael peligro se diluye.
Yo vivía en Santiago cuando empezó el fin,y una tesina puntuaba igual que el cursillo oficial de gallego:nada hacía entonces presagiar el desastre.
Lo de aquí no pasa de ser una garrulada.
Hermoso blog,ya te lo he dicho más veces.
Vaya hombre; los dos coincidiendo este fin de semana en Comunidad Autónoma y me entero ahora...
ResponderEliminarQué ganas me has dado de ir para allí. Saludos postestivales.
ResponderEliminarBeatriz, gracias.
ResponderEliminarA mí me sorprendió encontrarme un panel sobre el Gijón romano en inglés/castellano/bable. Y lo de poner los carteles de tráfico en bable es delirante.
Antón, ya vi por tu blog que estabas por Asturias, pero era difícil quedar; a ver si voy pronto a Madrid.
Saludos postestivales para ti también, Mora Fandos.
Yo voy a proponer en mi Ayuntamiento Hispalense crear una comisión para reivindicar también a mi madre (en Andalusía también la tenemos)con carteles como: "Sentro urbano" "Cajco hijtórico" "Catedrá" "Girarda" "Bario e Santa Crú"... Y yo que sea er jefe.
ResponderEliminarYo te digo lo mismo que Beatriz:una anécdota,sí,pero una anécdota cara y sumamente ridícula.
ResponderEliminarUn placer leerte,como siempre.
Tanto a ti como a Beatriz, muchas gracias por pasaros por aquí. Sí, son anécdotas caras y ridículas: deseo de verdad que se queden en eso.
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