lunes, 20 de agosto de 2012

Raoul Wallenberg

En la otra sala del Museo Judío de Estocolmo había una exposición con objetos de la vida diaria y sobre todo de las fiestas y el culto (y qué amor tremendo a la Escritura, hasta en lo material: esas coronas que ponen a los rollos del texto de la Torah).
Pero lo más llamativo eran unas vitrinas sobre Raoul Wallenberg (este año es el centenario de su nacimiento), que salvó a miles de judíos en Hungría. Al acabar la guerra lo cogieron los rusos: las noticias sobre su muerte siguen siendo confusas, aunque parece que lo mataron en la Lubyanka.

En Suecia es una figura importantísima (no sé hasta qué punto les sirve como contrapeso de su posible entente con los nazis a cambio de hierro). A mí casi no me sonaba, pero es una figura admirable.

Este es uno de los pases que daba a los judíos, para que se salvaran:


Y esta es su agenda, abierta con el teléfono de Eichmann (el penúltimo, creo, la foto me salió de pena). Escalofríos daba verla:

2 comentarios:

  1. En una exposición sobre la Escritura que hubo en el Vaticano el año pasado pude ver unas plantillas (suelas) para zapatos y unos abanicos para chimenea que habían hecho los nazis con trozos recortados de la Torah. El texto con la Palabra para el sudor de los pies. No conocían límites en la ignominia esos nazis. Y sabían golpear donde más dolía.

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  2. Los nazis consiguen llevar al extremo del mal todo, es asombrosa esa maldad tan demoniaca.

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