domingo, 15 de julio de 2012

Símbolo contra metáfora

Más de Jiménez Lozano:
El símbolo no me parece a mí un recurso, sino la única posibilidad de nombrar en lo profundo y sin la concreción, y por lo tanto, sin los límites bien definidos de un nombrar geométrico y racional.
Lo explica comparando con elogio la frase: «estoy en un pozo» frente a una paralela «estoy muy triste» (100).

En cambio con la metáfora
se hace una comparación entre dos nombres de realidades o cosas que no tienen nada que ver, y al hacerse la metáfora, una de esas dos realidades ya no nombra verdad. Por ejemplo, los cabellos de oro y los labios de rubí hacen desaparecer la belleza corporal para suplirla por la joyería; y, si digo que las llagas de las manos y los pies de Cristo, como se hace en nuestro barroco, son claveles, esto equivaldría a una mentira y hasta a una maldad. (...) En la metáfora siempre se pierde o se traiciona algo, o se miente de algún modo. Aunque la metáfora en sí sea muy bonita. En Port-Royal dirían que es un «faux brillant».
Pero un pozo, el agua o la luz, o la noche o la sombra, pueden ser muchas cosas; serlo, no representarlo. (103).

2 comentarios:

  1. Y esto supongo que podrá decirse prescindiendo del hecho de que toda palabra es una metáfora muerta (Lugones).

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  2. Claro, aquí hay mucha tela que cortar (y yo he hecho un corte brutal de lo que dice Jiménez Lozano mucho más largamente y mejor), pero me pareció muy iluminador el peligro de caer en la comparación y acabar rebajando.
    Lo otro, lo del símbolo, también es muy interesante: adjetivos como 'triste' se dirigen a informar, 'estar en un pozo' es un modo más visual, más directo, de decirlo.

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