sábado, 21 de julio de 2012

Martín González sobre escultura barroca

Estuve leyendo Escultura barroca castellana II, el ejemplar que Juan José Martín González le dedicó a mi padre.
Me ha gustado mucho verlo entusiasta de lo que lo merece: decir que una Inmaculada es «preciosa» (34), que de un Nazareno de Villalpando «la cabeza conmueve» (136) o calificar lescultura funeraria de don Manuel de Fonseca y Zúñiga, conde de Monterrey, como de «continente altivo ('donjuanesco' para Camón Aznar 48) o recordar que a las columnas salomónicas en un contrato de 1666 de la iglesia de san Esteban de Burgos las llamaban «tortuosas» (184).
Explica el prestigio de Gregorio Fernández en el contrato de la puerta principal de la Catedral de Salamanca: 
«Yo el dicho Juan Rodríguez me obligo de hacer los cuerpos de San Pedro y San Pablo, de nueve pies de alto y el ropaje ha de ser volado y laborado con mucho aire, imitando el paño de Gregorio Ernandez... y los desnudos que se descubrieren como las cabezas, manos y pies se han de hacer con toda perfección y primor que pide la imitación del natural y los lados se han de vestir de algunas arboledas» (38 n. 18).
En las condiciones de policromía en Las Huelgas de Burgos recoge que, aparte de dibujar «bichos y pájaros», en las rodillas del Santo Cristo se colocarían «unos pellejillos con sus llagas, como que parezcan naturales, con sus azotes, llagas y sangre cuajada» (183).

Y luego la sociología de la España barroca en lo que un obispo de Salamanca dice al contratar su tumba para que sea como la del confesor del rey, con el mismo escultor:
«se concertaron en que Su Señoría le da a hacer el bulto de su señoría ilustrísima, de rodillas, sobre su almohada, y las manos serán puestas juntas, y el modo de vestidura con capa de terno, roquete y pectoral y estola y cíngulo y mitra en la cabeza y el báculo pastoral arrimado al sitial, el cual báculo ha de ser de madera y labastrado todo como está el confesor de Su Magestad que hizo el dicho Antonio de Paz en San Esteban» (24 n. 5).
Y en esa línea, la Inscripción en el sepulcro de don Andrés de Sarria, en Villalba de Losa (Burgos):
Dios me dio el ser en Villalba; en el Nuevo Mundo hacienda; en todas partes honores, y el sepulcro en esta piedra.

1 comentario:

  1. No tiene desperdicio. Qué evocador. Me he trasladado en 30 segundos a la vieja Castilla barroca.

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