jueves, 14 de junio de 2012

Newman sobre santificar el mundo

Hoy, que el Prelado del Opus Dei cumple 80 años (aquí trozos de una excelente entrevista y fotos), pongo estos textos del beato John Henry Newman en los que veo cosas que escribió después san Josemaría: porque los santos siempre llegan a lo mismo, claro, en lo central, pero a veces hasta en detalles:

Sermones parroquiales (2, 130, trad. Víctor García Ruiz, creo y las negritas mías)
En ella [María] la maldición de Dios contra Eva pasó a ser una bendición. Eva fue condenada a dar a luz con dolor, pero ahora esta misma voluntad en la que Dios expresaba su ira, se convirtió en el medio por el que la salvación entró en el mundo. Cristo pudo haber descendido del cielo, lo mismo que subió al cielo, y lo mismo que vendrá en el último día. Podría haber tomado un cuerpo de la tierra, como en el caso de Adán o, como Eva, haber sido formado de cualquier otra manera ideada por Dios. Pero no: Dios envió a su Hijo (como dice san Pablo) «nacido de mujer» porque, por su gracia, ha querido convertir todo lo humano de malo en bueno. (...) Por eso, Él no necesita que sus discípulos dejemos de lado nada de lo que es humano -la razón, los afectos, proyectos, relaciones sociales y familiares- sino que lo santifiquemos. Así, en vez de enviar a su Hijo desde el cielo, lo envió como Hijo de María, para mostrar que Él puede bendecir y transformar por completo nuestro dolor y nuestra corrupción. La venida de Cristo cura el mismo castigo de la caída, la misma mancha del pecado original.
Sermones parroquiales (3, 203-4, trad. Víctor García Ruiz)
¿Cómo se manifiesta el valor del cristiano? No en resistir hasta la sangre sino en sobrellevar cortesías patosas, en soportar la inoportunidad, en que no nos acobarde dar preocupaciones y herir a quienes amamos, en pasar por pequeñas pérdidas, molestias, amonestaciones, o desprecios, antes que traicionar lo que creemos ser la verdad de Dios, auqne sea una parte diminuta de ella. [cf. Camino 173]
Puesto que la devoción cristiana, la abnegación, la valentía se manifiestan hoy día en cosas pequeñas, así también la fe (...).
Tomad el campesino más iletrado de la aldea más humilde; su prueba consiste en obrar a favor o en contra de la Iglesia en el lugar donde vive. Puede que trabaje en compañía, o que tome un descanso con otros, y oiga hablar en contra de la religión, o de la Iglesia, o del rey. Puede que oiga voces que se alzan unidas mofándose o llamando a la violencia; su obligación es resistir la risa y la broma, las malas palabras y la grosería y dar testimonio de Cristo. Así lleva él adelante, en su esfera, el conflicto eterno entre la Verdad y la Falsedad.

3 comentarios:

  1. Buena entrevista. Magnífica entrada.
    ...Y pensar en la gran responsabilidad que pesa sobre cualquiera de nosotros al tener que resolver cada día, en las ocasiones ordinarias, "el conflicto eterno entre la Verdad y la Falsedad".

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  2. Le mostraré a mi hija este post, pues a veces es objeto de burla por sus creencias en el cole, para que siente que no está sola, y que somos muchos a su lado, aunque no siempre, ay, sepamos/queramos dar testimonio como debemos. Muchas gracias por sus rayitos de luz...

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