Primero les puse este vídeo:
Transfiguració from Nandu Jubany on Vimeo.
Luego leímos unas páginas sobre la práctica de los rituales en la polis griega.
Después nos fijamos en los términos (ἱερός hierós, ἅγιος hagios), siguiendo a Rudhardt: la delimitación de lo propio de los dioses y de lo que le queda al hombre.
Y leímos los tremendamente sugerentes pasajes en que Hesíodo habla sobre el enfrentamiento solapado entre Prometeo y Zeus con el hombre en juego: y la institucionalización del sacrificio y el robo del fuego y la aparición de la mujer como castigo/revancha de Zeus -καλὸν κακόν ἀντ' ἀγαθοῖο: hermoso mal a cambio de un bien - y la curiosidad como el peligro que Pandora trajo consigo y que precipitó la liberación de todos los males.
Y recordamos a Polifemo, el monstruo que come carne cruda y leche y no conoce el vino; y cómo acaba emborrachado: un monstruo que no conoce la cocina y el cocer (y el fermentar, ay).
Y que el término para hacer sacrificios en griego es 'humear'. Y que el fuego es la vía para hacer pasar algo al ámbito divino.
Y más cosas: dos horas daban para mucho.
Extraordinario. Hace tiempo le dije a Cesáreo Bandera que el origen remoto del sacrificio tendría que tener que ver con la necesidad de alimentarnos de otros animales, y que de ahí cogería el hombre la idea del sacrificio salvador. Me dijo que no, pero a mí no se me va de la cabeza. Juaristi me recomendó, cuando hablamos del asunto, The Hungry Soul, pero ahí lo tengo, que todavía no he tenido tiempo de hincarle el diente, si se me permite la broma de sal gorda. El vídeo, que es excelente, me ha reavivado el interés, y la conexión del fuego, en la que no había caído, es importante. Que Jesús escogiese como imagen un animal comestible, el Cordero, también. Muchas gracias, Ángel, por entrar a fondo siempre.
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